El Banco de Crédito Social Cooperativo (BCSC), impulsado por el grupo Cajamar (que integra a 19 rurales) y otras 13 cajas rurales, iniciará su actividad el próximo mes de junio con un capital de mil millones de euros. Es un paso más en la estrategia de la entidad almeriense, que controla el 91 por ciento del BCSC, para crecer y liderar el sector rural en España. Por su tamaño, está incluido entre las quince entidades españolas supervisadas por el BCE y que tendrán que afrontar este año sus test de estrés. ¿Qué ratio de solvencia tienen? Nuestra ratio de solvencia es del 11,3 por ciento a cierre de febrero. Y a finales de diciembre estaba en el 10,84 por ciento. Vamos a terminar el año, si no hacemos ninguna otra operación, cercanos al 12 por ciento. Podemos estar relativamente tranquilos cara a los test de estrés. Están negociando ampliar capital dando entrada a nuevos socios, ¿es para superar las pruebas de estrés? No estamos buscando capital porque no vayamos a pasar los test de estrés, ni porque tengamos ningún problema de solvencia. Buscamos capital porque creemos que tener accionistas externos es positivo en términos de transparencia; y porque, si tenemos alguna oportunidad de crecimiento, podremos aprovecharla. Pero no tenemos abierta ninguna ampliación de capital. Estamos hablando con posibles socios interesados y cuando hayamos llegado a un acuerdo confortable y razonable en cuanto a la cifra, lo anunciaremos. Las cajas no van a vender acciones, nadie va a hacer negocio con esta operación. Se diluirán, pero siempre tendrán la mayoría del capital. ¿Quiénes podrían entrar: Generali, fondos de inversión...? Generali es socio nuestro desde hace bastante tiempo, tenemos una joint venture con ellos para seguros de vida y seguros generales que funciona muy bien. Y como socio nuestro que es, hemos hablado con ellos igual que con otros potenciales inversores. Pero no voy a dar nombres porque no hay nada cerrado. A cierre de 2013, la morosidad llega al 18 por ciento y se reduce la tasa de cobertura. No parece la coyuntura más óptima ante los test de estrés… Depende de cómo se mire. Porque tener una ratio de morosidad alta no quiere decir más que nosotros hemos reconocido completamente cuál es nuestra situación. Cuando hicimos la adaptación a Guindos III reconocimos prácticamente el 10 por ciento de los reestructurados reconocidos por el conjunto del sector financiero español. Y no tenemos el 10 por ciento de cuota de mercado. Tenemos por tanto una ratio de morosidad alta, fruto de un importante ejercicio de transparencia. Y esto nos hace pensar, y así se está demostrando, que hemos aflorado todo lo que teníamos. Y digo que se está demostrando porque en los tres primeros meses del año la morosidad está bajando. Por tanto, un 18,6 por ciento es un porcentaje alto, evidentemente, pero tenemos la tranquilidad de que hemos aflorado todo y los AQR (análisis de calidad de activos) no van a sacar más de lo que ya hay. Además, cuando estás buscando sumar accionistas tienes que ser tremendamente claro y transparente. Entonces, con estos datos, ¿no hay preocupación por los test de estrés? La clave de los test es el capital para poder aguantar y nosotros estamos afrontándolos con un colchón en el escenario más estresado del entorno de 1.400 millones. Con esto y con un tier 1 de casi el 12 por ciento, ¿hay que estar preocupado por los test? Pues como todos. Pero creo que no estamos en una mala situación, sino todo lo contrario. En el alza de la morosidad, ¿pesó mucho la reclasificación de los créditos refinanciados? En esa ratio de morosidad está incluido todo. Quizá sea importante explicar de dónde procede esa morosidad. Hemos realizado diferentes fusiones y adquisiciones en los últimos años, la última Ruralcaja en 2012. Que no fue una fusión, fue un rescate y deterioró de una manera significativa nuestros ratios. Cosa que nosotros sabíamos que iba a suceder. Cajamar, como líder del sector rural, no podía dejar caer a la segunda caja del sector. Y, en segundo lugar, también sabíamos que a la larga la integración de Ruralcaja iba a ser un buen negocio. Pero es verdad que tuvimos que hacer un esfuerzo de provisiones muy fuerte en 2012 por Ruralcaja. Y evidentemente la reclasificación de las refinanciaciones nos ha afectado. Señala que está mejorando la morosidad este año. En los tres primeros meses ha bajado en 130 millones. A 2018 queremos estar por debajo del 10 por ciento. El cambio de la cabecera del SIP de Cajamar por un banco, ¿puede potenciar el acceso a la financiación en los mercados? No es ese el objetivo de crear el banco, el de salir a los mercados. Cajamar además ya se está financiando en los mercados. El año pasado hicimos dos emisiones de cédulas hipotecarias por 1.500 millones. El objetivo de crear el banco es la transparencia, la gobernanza y para incorporar a nuevos socios. ¿Habrá nuevos socios que sean también otras cajas rurales? Estamos abiertos a la incorporación de otras cajas rurales, estaríamos encantados de que fuera así. Pero estaremos encantados tanto con las que quieran como con las que no. Cada cual tiene su modelo y ninguna caja rural ha tenido que ser intervenida, afortunadamente. Pero parece que Cajamar ha pasado de ambicionar la integración de todo el sector rural a quedar ahora abierta a sumar al que quiera unirse, sin buscar ya ese 100%...? Jamás Cajamar ha intentado hacer nada en contra de la voluntad de las cajas rurales. Jamás. Las cajas que están con nosotros lo han decidido libremente. Esa es la misma política que vamos a seguir en el futuro. Aglutináis la mitad de los activos del sector rural, ¿a qué porcentaje aspiráis a alcanzar con la incorporación de esos nuevos socios? No hemos hecho ese ejercicio. Lo que sí tenemos claro es que queremos acompañar al sector agroalimentario, que es una parte muy importante de nuestro core business. Y ahí vamos a competir con todos los grupos. Sobre la regulación que prepara el Gobierno para el sector, ¿tenéis alguna indicación? Hay mucha rumorología, pero no sabemos lo que va a hacer el Gobierno. A nosotros nos parece que las cajas rurales están haciendo una buena labor en el sistema financiero español. ¿Qué hace falta modificar la estructura de las cajas rurales? Yo creo que si se hace bien, será bueno para el sector, que aumentará la transparencia. Nosotros tenemos nuestro modelo, y creemos que responde a las necesidades que tienen las cajas rurales en España.