Cuatro gigantes mundiales del sector han empezado a presentar ofertas para quedarse los activosLa banca acreedora que ha tomado el control de Pescanova -Sabadell, Popular, Caixabank y BBVA están al frente- ha dado un giro completo en su estrategia con la compañía. En un principio anunciaron que su objetivo era centrarse en la salvación del negocio en España y vender o liquidar el resto, negándose a inyectar así dinero en las filiales internacionales. En los últimos días, sin embargo, se ha decidido optar por otro camino y, pese a la pugna abierta por esos activos y el interés despertado por los grandes grupos internacionales, la banca se ha decantado ahora por intentar refinanciar esas filiales, que controlan piscifactorías en Chile, Centroamérica y Portugal, y que representan casi la mitad de la facturación de la pesquera. A la espera de esa posible refinanciación, la tailandesa Charoen Pokphand Food, líder mundial del sector, la noruega Marine Havest, la canadiense Cooke Aquaculture y la chilena Friosur, mantienen su interés. Fuentes de la banca confirman que la situación más complicada es la de la filial chilena, Pesca Chile, que está bajo administración judicial y cuya subasta ha entrado ya en la recta final. Marine Havest, Cooke Aquaculture y Friosur han presentado, de hecho, ofertas en firme por la sociedad, propietaria a su vez de las compañías Acuinova y Nova Austral y dedicada a la producción de salmón. La filial chilena entró en concurso de acreedores en mayo del 2013, tiene una deuda total de 88 millones de euros y con unos números rojos de más de 80 millones se ha convertido en uno de los principales quebraderos de cabeza de la empresa gallega. El presidente de Pescanova, Juan Manuel Urgoiti, ha hecho todo lo posible en los últimos meses para intentar frenar su venta, pero hasta ahora sólo ha conseguido un aplazamiento y todo indica que el síndico Herman Chadwich, encargado de la administración de la empresa, no está dispuesto a esperar mucho más. Charoen Pokphand ha mostrado, por su parte, interés por la compra de las piscifactorías en Centroamérica, especializadas en la cría del langostino vannamei, una especie mucho más resistente del que cultiva ahora en sus instalaciones en Asia. Se trata, entre otras, de las sociedades la ecuatoriana Promarisco, las nicaraguenses Camanica y Serviconsa, Nova Guatemala y Nova Honduras, algo más pequeñas y con una deuda mucho menos abultada. Según publicó el Faro de Vigo, Promarisco lidera la producción de langostino en Ecuador con un 18 por ciento de cuota de mercado y una facturación de 142,6 millones a cierre del año 2012, del que existen los últimos datos oficiales. En Nicaragua las filiales Camanica y Serviconsa tienen un volumen de mercado del 35 por ciento y facturaron en 2012 cerca de 44 millones de euros. Tampoco parece fácil la situación de las piscifactorías en Mira, en el norte de Portugal, dedicadas al cultivo de rodaballo y con una deuda financiera que suma 99,8 millones de los euros. Y eso sin tener en cuenta que, según las fuentes consultadas, las instalaciones necesitarían además otros 40 millones de forma urgente para capital circulante y poder seguir operando. Si Pescanova tuviera que desprenderse del negocio acuícola internacional, su futuro dependería en exclusiva de los derechos de pesca de altura que tiene en países como Namibia o Mozambique. Fuerte inversión Convencido de que la pesca de altura había tocado techo, Manuel Fernández de Sousa, el expresidente de Pescanova, imputado ahora por varios delitos societarios ante la Audiencia Nacional, invirtió desde 2007 más de 830 millones de euros en las piscifactorías, cuyo futuro ahora está en el aire, dependiendo de que exista o no un acuerdo con los bancos acreedores. En España, mientras tanto, las entidades que se han hecho con el control de la empresa siguen buscando un consejero delegado que asuma el mando del grupo, así como un posible socio industrial, que se quedaría con una participación minoritaria.