La Armada compra un par de barcos de acción marítima por 400 millones El Ejecutivo ya ha elegido una de las dos opciones que tenía sobre la mesa para salvar la carga de trabajo de Navantia durante la actual legislatura. La Armada española se ha decantado por comprar dos BAM (Buques de Acción Marítima) y deja, de momento, aparcada la posibilidad de adquirir en el futuro una réplica gemela al Juan Carlos I. La operación, anunciada ayer por el presidente de Sepi, Ramón Aguirre, en Santiago de Compostela supone un desembolso de 400 millones de euros y asegura 30 meses de trabajo (aproximadamente 2,2 millones de horas) repartidos en los astilleros de Puerto Real-San Fernando y Ferrol. Los buques se incorporarán a la Armada, que ya cuenta con otros barcos de características similares. Este programa comenzó en 2006 y su misión principal dentro de la estrategia de Defensa de España es controlar la Zona Marítima Exclusiva. Aunque los dos BAM son para Defensa, fuentes solventes no descartan que si durante este largo proceso de adquisición hubiera interés en el mercado de exportación se podrían vender a terceros. Posibilidades en EEUU No hay que olvidar que este buque tiene un optimista mercado de exportación al otro lado del Atlántico. De hecho, el BAM español está siendo utilizado como buque de referencia por el astillero norteamericano Bath Iron Works para que defina el barco del futuro en el programa Ocean Patrol Cutter de la Guardia Costera de EEUU. La elección final se produciría en 2016 y, hasta el momento, el producto de Navantia parte con cierta ventaja. El proceso para adquirir los dos BAM no es sencillo, ya que tiene que pasar hasta tres veces por el Consejo de Ministros antes de ser aprobado definitivamente. Primero, el Ministerio de Defensa tendrá que aprobar una ampliación de gasto de los programas especiales de armamento. Después, lo tendrá que refrendar el consejo de Navantia y, por último, Industria lo financiará por el método de anticipos reembolsables. Este ministerio facilita el dinero a las empresas (sin ningún tipo de interés) y una vez entregado el material, Defensa abona el gasto y el contratista (en este caso Navantia y la industria auxiliar que participe en el programa) devuelve el anticipo. Se trata del primer pedido que ha realizado la Armada española desde el año 2006 y da un respiro al negocio militar de Navantia una vez que el programa del submarino S-80 va con retraso tras registrar graves problemas en el diseño que torpedean la viabilidad del programa más ambicioso de la compañía presidida por José Manuel Revuelta. En espera del quinto gasero Las buenas noticias para la rama militar de Navantia -la más importante de la empresa por restricciones de Bruselas- se suman a las ya conocidas en el negocio civil de los astilleros públicos. En breve, se confirmará oficialmente que el quinto gasero de Gas Natural irá también a parar a Navantia, un proceso que está siendo coordinado por el armador Knutsen. El corte de chapa de este barco que da paso al comienzo de su construcción podría producirse antes de que finalice el año.