Uno de los más prestigiosos geólogos avisa que la extracción de 'oro negro' ha empezado la cuesta abajo"Puedo equivocarme, pero no lo creo. Serán los historiadores los que tendrán que decir si tenía razón o no". Kenneth Deffeyes, de 74 años, geólogo, profesor emérito de Princeton, es un personaje sin pelos en la lengua. En los años 50, en su primer puesto de trabajo en la Shell, tuvo la fortuna de trabajar junto a Marion King Hubbert, otro geólogo atrevido. A pesar de no contar con el beneplácito de la empresa, Hubbert publicó un artículo en el que teorizaba -teniendo en cuenta los consumos petrolíferos y los descubrimientos de yacimientos- que la producción americana de crudo alcanzaría su culmen en los primeros años 70, para comenzar a bajar y no volver a subir más. Los historiadores dicen ahora que eso fue algo que sucedió exactamente en 1970, agravando el primer shock petrolífero de tres años después.Deffeyes está convencido que la segunda previsión realizada más tarde por Hubbert, de que el pico de la producción mundial se produciría en el año 2000, ya se ha cumplido, con sólo cuatro años de retraso. "Según mis cálculos -cuenta este experto-, el pico ya lo hemos pasado. Lo alcanzamos exactamente el 16 de diciembre del año pasado". Tanta precisión no se encuentra en ninguno de los expertos en el tema, ni siquiera entre los más pesimistas. "Será porque tienen miedo a equivocarse", replica con una gran sonrisa.Precios sin controlEn su época, Hubbert no tuvo miedo. Hoy, Deffeyes, tampoco. En su último libro, titulado Beyond oil, el profesor emérito de Princeton invita a los lectores a mirar "más allá del petróleo". Y como geólogo que es, explica por qué es inverosímil encontrar los nuevos y gigantescos yacimientos que se necesitarían para sostener durante mucho tiempo la irrefrenable demanda."La cabalgada ha terminado. La era del petróleo fácil y a bajo precio ha llegado a su final", resume. "De Ghawar, el mayor yacimiento saudita con mucha diferencia, sale el 55 por ciento de agua y Arabia ya no puede hacer swing producer, es decir, influir en los precios aumentando la producción, como hizo durante los últimos 30 años. La buena noticia es que la OPEP ya no controla los precios. La mala es que nadie ha cogido su puesto. Y los resultados se reflejan en el precio del barril de petróleo en los mercados, que se ha triplicado en muy pocos años".Cuando se habla de petróleo, el paso de la geología a la geopolítica es fácil. "La inestabilidad está a la vista de todos. Basta un embargo a Irán o un recorte en la producción iraní, o que el presidente venezolano se plante o que se desencadene una guerra civil en Arabia Saudita. Todas esas hipótesis son verosímiles. Basta con que se cumpla una sola, y será como quitar una carta de un castillo de naipes".El punto de partida de la teoría de Hubbert es sencillo: los descubrimientos de nuevos yacimientos no van al mismo ritmo que el consumo. "El mejor año en la historia de la búsqueda de yacimientos petrolíferos fue el ya remoto 1964. Desde entonces, los descubrimientos han disminuido sin parar", precisa Deffeyes. Y eso es exactamente lo contrario de lo que ocurre con el consumo: "El último lugar donde tenemos serias sospechas de poder encontrar nuevos yacimientos de importancia es el Mar de China meridional, pero una disputa territorial entre seis estados diferentes obstaculiza las investigaciones hasta ahora"."Se cuenta la historia de las arenas bituminosas del Canadá", que, según algunos, almacenarían una reserva de hidrocarburos (pesados y costosos de extraer) similares a los originales de Arabia Saudita (ligeros y fáciles de extraer). "Eso es una tontería. Para extraer de ahí y transformarlo en combustible se necesitan tres barriles de agua por cada barril de petróleo. Y sobre todo, se necesita energía, mucha energía. Los recursos canadienses de gas natural están ya a punto de alcanzar su pico. Sin contar con que los acuerdos del Nafta obligan a Canadá a vender gas a Estados Unidos".Razones que preocupanY por si no fuese suficiente, la visión de Deffeyes no tiene nada de color de rosa. "El primer motivo por el que tenemos que obligarnos de inmediato a no seguir quemando hidrocarburos es para ponernos del lado del futuro. Porque son utilísimos para producir plástico, medicinas y fertilizantes. Sin hidrocarburos, la agricultura moderna entra en crisis", advierte.Pero el segundo motivo es más dramático: "Nos guste o no, estamos yendo hacia un significativo cambio en los mecanismos de la economía mundial, que desde 1900 hasta hoy se alimentó con petróleo. Y, presumiblemente, estamos yendo también hacia nuevas guerras". En su libro, Deffeyes se aventura incluso a imaginar el nacimiento de un "protectorado mundial" en Oriente Medio.¿Y si, al final, los historiadores decidiesen que usted se ha equivocado? "Claro que podría equivocarme", responde Ken Deffeyes, sin perder su buen humor. "Aun así, el hecho es que los recursos petrolíferos no son infinitos. El US Geological Survey predijo que el pico de la producción no llegará antes del 2036. Otros muchos geólogos hablan del 2010, un año antes o un año después. Yo sostengo que el pico ya lo hemos pasado", señala.Lo que está claro es que nadie puede negar que la tendencia del mercado a muy largo plazo será recortar la producción por puro agotamiento. "Además, ¿qué importa una fecha u otra? Lo que está claro es que la producción mundial está destinada a bajar, primero con lentitud y, después rápidamente", advierte el profesor. Eso es, precisamente, lo que describe el gráfico creado por Hubbert hace medio siglo. "Tuvimos medio siglo para pensar en eventuales alternativas y no lo hicimos. Ahora, ya no nos queda tiempo que perder", concluye tajante.