El protagonista de la historia, que resume sus experiencias como ejecutivo en Alemania, se suicida a los mandos de su avión privado al tener que elegir entre la falta profesional o la traición a un amigo.parís. Cuando Christian Streiff fue designado presidente de Airbus, el pasado 2 de julio, la editorial La Nuée Bleue no sospechó, quizá inmediatamente, que iba a hacer su agosto. Y es que el nombramiento de Streiff al frente del atribulado constructor aeronáutico ha suscitado un renovado interés por una novela económica que el industrial publicó discretamente en el año 2000 en la pequeña editorial alsaciana.La solapa del libro ha aguijoneado sin duda la curiosidad de todos cuantos se preguntan cómo resolverá el nuevo patrón de Airbus la crisis industrial y financiera provocada por los retrasos del avión gigante A380 y del A350. Según el texto de presentación, la novela "revela los mecanismos de las estrategias de conquista económica, dignas del gran arte de la guerra, el "Kriegspiel", vocablo alemán que da título precisamente a la obra.Streiff se privó de horas de sueño para escribirla mientras trabajaba en el grupo francés de materiales Saint-Gobain, en el que desarrolló toda su carrera profesional durante más de 25 años, hasta mayo de 2005 y en donde acometió una profunda reestructuración, que se saldó con 5.000 despidos. Nacido cerca de la frontera con Alemania, en Sarreburgo (Lorena) en 1954, es diplomado de la prestigiosa Escuela de Minas de París y habría sucedido a Jean-Louis Beffa como presidente de Saint-Gobain si ciertas "diferencias personales" no les hubieran enfrentado."Un puro franco-alemán"Si bien es cierto que carece de experiencia en el sector aeronáutico (aparte de su afición por la aviación y una licencia de piloto privado), Streiff cuenta con la valiosa baza de ser, según afirman sus colaboradores, "un puro franco-alemán". En el seno de Saint-Gobain, trabajó más de diez años en Alemania y domina perfectamente la lengua de Goethe, además de hablar inglés, español e italiano. También es miembro de los consejos de administración de dos grandes grupos germanos, el acerero ThyssenKrupp y el fabricante de neumáticos Continental. Esa doble cultura es una faceta nada desdeñable cuando los principales accionistas y equipos humanos de EADS, el grupo matriz de Airbus, son franceses y alemanes, y al parecer no siempre bien avenidos. Kriegspiel, novela apasionante pero sombría , está inspirada directamente en una dolorosa experiencia que vivió como jefe de la filial alemana de Vetrotex, una empresa de Saint-Gobain que fabrica fibras de refuerzo, a finales de los los años 80 y principios de los 90. Defendiendo el punto de vista alemán, y en contra de la opinión de sus jefes en Francia, Streiff luchó entonces por la adquisición de una sociedad textil que pertenecía a un conglomerado de la antigua Alemania del Este. El protagonista de su libro es precisamente el director de una vetusta fábrica textil de la RDA, Anton Kremer, quien sueña con salvarla aliándose a un poderoso grupo francés representado en RFA por un joven y entusiasta directivo, Roger Cordat. En medio de la euforia y la incertidumbre creadas por la caída del muro de Berlín, los dos hombres llegan a trabar una profunda y compleja amistad. De lo que se deduce por su biografía, Streiff ha prestado valores y rasgos de su personalidad a ambos personajes: una pasión más allá de lo profesional, casi física, por la industria, la formidable capacidad de trabajo, la rebeldía... El nuevo presidente de Airbus no oculta su desprecio por el cinismo de algunos directivos como el jefe de su personaje Cordat, que "ha construido su carrera sobre la docilidad, sobre la facultad de agradar a sus superiores jerárquicos. (...) Conformista, sumiso y perfectamente lúcido". La contradicción entre los objetivos de las empresas y las convicciones y compromisos personales ocupa un papel central en la novela. El mismo jefe de Cordat le advierte: "¡Nada de preocupaciones éticas improcedentes! Si sus socios son demasiado cándidos y no hacen gala de la prudencia elemental, allá ellos". Y también le recomienda: "En vez de agotarse en la defensa de sus supuestas convicciones personales, identifique el sentido de la Historia y déjese llevar. Después de todo, la verdad es algo muy relativo. Remar a contracorriente es un gasto de energía inútil". Como si de una campaña militar se tratara, Kriegspiel narra todos los avatares de unas negociaciones entre empresas, con sus relaciones de fuerza, sus tensiones, su desgaste psicológico. Con un toque de tragicomedia, la novela muestra el tumulto creado por la caída del Muro, el abismo entre los métodos de gestión de los industriales del mundo capitalista y del antiguo bloque soviético, la avidez de los primeros ante un nuevo e inmenso mercado y el desconcierto de los segundos ante el futuro. Los franceses no salen del todo bien parados y Streiff hace alusión a su "cara oculta" tras "la amabilidad, el lenguaje mesurado y las buenas maneras". En el libro, la despiadada ley de los negocios y el juego de las ambiciones acaban dando al traste con el sueño de la primera joint venture industrial franco-alemana en la antigua RDA. Mientras Cordat defiende el proyecto, por convicción y amistad con Kremer, su jefe le recomienda que cultive las relaciones con los alemanes del Este sin comprometerse y acumule el máximo de datos sobre su fábrica "para poder aplastarla si cayera en manos de la competencia". Sin final felizFinalmente, ni Streiff en la vida real ni Cordat en la novela consiguen salvar la obsoleta fábrica de Kremer, que termina siendo liquidada. Si para el actual presidente de Airbus fue un duro golpe que no le impidió continuar su carrera de ejecutivo de altos vuelos, el joven directivo francés de Kriegspiel, obligado a elegir entre la falta profesional o la traición a un amigo, prefiere suicidarse a los mandos de su avión privado.