Las actas de la reunión de marzo de la Fed han servido para tranquilizar a los inversores sobre los riesgos de subidas de tipos en 2015, apoyando a los precios de la renta variable y de la fija. Hace meses una parte del mercado temía que el ritmo de retirada o tapering fuera más rápido a juzgar por las mejoras conseguidas en el empleo. Las primeras indicaciones llevaron a pensar que una tasa de paro en 6,5 por ciento provocaría un endurecimiento de la política monetaria, pero el mensaje se ha modificado y la referencia de seis meses desde la retirada de estímulos y la primera subida de tipos ha sido orientativa. El proceso de subidas de tipos no está próximo ni definido lo cual sigue depreciando al billete verde. Técnicamente, hemos tenido retrocesos mensuales en los cruces euro/dólar y libra/dólar que han mantenido los soportes clave y se han recuperado con fuerza. Es curioso que a pesar del riesgo de deflación en la UE y la posibilidad de que el Banco Central Europeo (BCE) introduzca un QE3 con compras en activos por importe de 80.000 euros al mes, el retroceso del euro ha sido muy poco significativo manteniendo siempre la referencia de los 1,37. Desde el punto de vista de la demanda, la entrada de flujo de capitales y el superávit de la balanza por cuenta corriente, seguimos diciendo que sigue del lado del euro apoyada en la competitividad de sus exportaciones, mayor exposición a su deuda periférica y renta variable con mayor potencial de revalorización que la americana tanto en productividad marginal como en beneficio de sus empresas. La UE alcanzó un superávit récord en la balanza por cuenta corriente nominal el último semestre de 2013 con un promedio histórico por encima de los 19.000 millones al mes. Seguimos hablando del cable o libra/dólar, cruce que llevamos siguiendo desde hace meses. El precio viene con mucha fuerza y consideramos que el retroceso o liquidación de posiciones largas ha finalizado dejando el terreno abonado para alcanzar máximos de 2009 o los 1,7 muy pronto. Los indicadores macro relevantes en términos de PIB real e inflación siguen favoreciendo a la libra esterlina y desde nuestro punto de vista la vuelta a la normalidad en las variables expuestas se traducirá en una mayor demanda de libras. La política monetaria del Banco de Inglaterra (BoE) está dando sus frutos, después de las críticas recibidas las últimos años por el consenso keynesiano en relación a la austeridad en el gasto y las compras mensuales de activos. La primera subida de tipos podría producirse en Reino Unido, dado que el BoE ha revisado al alza sus previsiones de crecimiento y la evolución del empleo ha sorprendido favorablemente con la tasa de paro cada vez más próxima al objetivo del 7 por ciento. Sin duda, el cruce libra/dólar es un excelente barómetro del apetito por el riesgo y en medio plazo las ineficiencias que descuenta el precio dan niveles por encima 1,7 dólares por libra, siendo incompatible con un comportamiento tímido en la renta variable y activos de riesgo globales. En otras divisas, el yen debe continuar su espiral depreciatoria dado que el BoJ continuará incrementando la base monetaria a un ritmo anual entre 60 y 70 billones de yenes anuales. El euro/yen y el libra/yen han consolidado cierres trimestrales bastante potentes que podrían llevar a ambos cruces hacia la zona de 150 y 180, cada uno.