Los ingresos trimestrales del fabricante de ordenadores han caído un 52 por cientoNUEVA YORK. Semana horribilis para el fabricante de ordenadores Dell. Hace unos días reconocía que retiraba del mercado 4,1 millones de baterías de sus portátiles porque éstas podían incendiar el ordenador, y ayer daba a conocer sus resultados, nada favorables, del segundo trimestre del año. Estos reflejan una caída del 51 por ciento en sus ingresos netos. Para el colmo de los males que se ciernen sobre Dell, la Comisión de Mercados e Inversores de Estados Unidos (SEC) y los reguladores federales investigan sus cuentas correspondientes al año pasado. ¿Qué ha hecho este fabricante de ordenadores para merecer esto?En lo que se refiere a la investigación de la SEC, el consejero delegado de la compañía, Kevin Rollins, explicaba el jueves que Dell recibió una carta de la Comisión hace justo un año en la que se formulaban diversas preguntas a distintos niveles sobre los ingresos de la empresa. "Esperamos no tener que preocuparnos de ningún tipo de irregularidades", aseguraba.Por su parte, Jim Schneider, director financiero de la compañía, se mostraba positivo al afirmar que, de momento, esta investigación lleva más de un año vigente y "no se han producido alegaciones contra la compañía". Además, añadía que no esperaba que esto interfirieran con sus informes financieros. Mientras Dell cruza los dedos, sus resultados para el segundo trimestre del año no mienten e indican que los beneficios del fabricante de ordenadores se quedan en los discretos 502 millones de dólares, mientras que el año pasado, por estas mismas fechas, la cifra alcanzaba los 1.020 millones. Así ha anunciado un beneficio de 22 centavos de dólar por acción con ventas de 14.100 millones de dólares, que suben un 5 por ciento más que el año pasado. La compañía había previsto 32 centavos de dólar por participación para al menos 14.200 millones de dólares en ventas.Según Dell, las causas de este contratiempo atienden a diversos factores como una política agresiva en los precios, una ralentización del mercado y un encarecimiento de las piezas que no ha disminuido sus costes como se esperaba.