nueva york. Una de las declaraciones más esperadas en el juicio contra los cabecillas de Enron tuvo lugar el pasado lunes, cuando un desmejorado Jeff Skilling, ex consejero delegado de la compañía, subió al estrado para declarar. Durante el interrogatorio de su abogado, Dan Petrocelli, Skilling aseguró que el dolor que le produjo el derrumbe de Enron en 2001 le condujo a la bebida y a sumirse en una profunda depresión que "apenas me deja levantarme por las mañanas", aseguró. El ex directivo de 52 años se declaró inocente de los cargos de fraude que pesan en su contra y a la pregunta de qué sintió cuando la compañía tuvo que acogerse a la protección del capítulo 11 de la ley la bancarrota de EE.UU, que dejó a miles de trabajadores en la calle, respondió que "en ese momento quise morirme".