La junta del cablero pone en marcha la aventura bursátil consciente de que cambiará de opinión El tiempo también es poder. Y eso es precisamente a lo que ayer se abrazó Ono para rechazar las ofertas y contraofertas que les realizó Vodafone. No fue suficiente la mejora sustancial del grupo británico respecto a la última cifra en firme, de 6.700 millones de euros. A partir de este momento, Ono inicia una nueva etapa en la que desaparecen las premuras para tomar una decisión antes de someterla al arbitrio de los accionistas, según ha podido saber elEconomista de fuentes conocedoras del asunto. Se acabaron las prisas y comienza el momento de que los estrategas de ambas compañías hagan valer otra vez sus argumentos para llegar a un destino que se presume inevitable: que Vodafone compre Ono. Y eso será más pronto que tarde, pero no en cuestión de horas, ni quizá de días, como se ha estado pregonando a lo largo de las últimas semanas. Para comprender el atribulado proceso de venta del operador de cable hay que tener siempre en cuenta dos palabras recurrentes: "Por ahora". Todo es momentáneo y provisional. Todo puede darse la vuelta como un calcetín en el instante en que las partes de la negociación lo pacten. Que nadie se relaje porque la liebre del acuerdo puede saltar en cualquier instante. Como informó en exclusiva este periódico en su edición de ayer, Ono desdeñó la última oferta de Vodafone por culpa del modo de pago. Los fondos de capital riesgo que gobiernan el cablero sólo quieren dinero contante y sonante para salir de Ono, condiciones que por ahora no pasan por las pretensiones de Vodafone. Ése es el gran meollo de la cuestión. La cifra final de la operación puede oscilar arriba o abajo, siempre por encima de los 7.000 millones de euros. Tiempo para madurar la oferta Vodafone también demanda tiempo para analizar las cuentas del cablero con todo el rigor y cautela que merece. No quieren encontrarse ningún muerto en el armario. Existen muchísimas ventajas con la compra de Ono, pero también aparecen inconvenientes menores que merecen su consideración. Y así llegó la tarde noche del pasado miércoles sin acuerdo entre las partes. De esa forma, la junta de accionistas cumplió ayer en tiempo y forma con su convocatoria sin analizar ninguna oferta de Vodafone. El asunto no se encontraba en el orden del día, pero tampoco era algo deseado por los interesados, por ahora. Los flecos y la letra pequeña de un contrato de compraventa de semejante envergadura tienen más importancia de la que aparentan. Mientras tanto, los portavoces de Vodafone y Ono guardan un espeso silencio. Nadie de los directamente implicados hace declaraciones, ni confirman ni desmienten nada hasta que los hechos hablen por sí solos. Y el hecho de ayer es que la junta de accionistas de la operadora cumplió el guión marcado el pasado febrero al respaldar la salida a bolsa de la compañía. La junta también ratificó las cuentas del curso pasado, en las que se percibió "un importante crecimiento en servicios convergentes", por encima de los 5,2 millones y 7.000 nuevos clientes solo en el último trimestre, hasta alcanzar un total de 1.868.000 a 31 de diciembre. La agresiva campaña de captación de suscriptores de telefonía móvil entre la cartera de abonados arroja datos felices en cuanto a las nuevas altas. Así, Ono Móvil sumó en un solo trimestre -de octubre a diciembre- 183.000 nuevas altas, de las cuales más de 160.000 fueron portabilidades ganadas a otros operadores, hasta cerrar el año pasado con casi 1,1 millones de líneas. La junta dio el visto bueno a un aumento de capital para llevar a cabo una oferta pública de suscripción (OPS) por un importe nominal máximo de 1.000 millones de euros, mediante la emisión de un máximo de 120,48 millones de acciones con un valor de 8,30 euros por título. Además, la junta votó de forma favorable la reforma de los estatutos, consistente en la cancelación y agrupación (contrasplit) de las acciones en que se divide el capital social, para su canje por acciones nuevas a emitir, en proporción de una nueva por cada diez títulos antiguos, con la consiguiente elevación del valor nominal de las acciones de 0,83 euros hasta 8,30 euros, según informa Efe. Asimismo, la junta aprobó una compensación de pérdidas con cargo a reservas voluntarias por un importe de 362,78 millones de euros y la posterior reducción del capital social en 305,86 millones de euros para restablecer el equilibrio entre el capital y el patrimonio neto y para dotar la reserva legal, según fuentes de la compañía española, tal y como figuraba en el orden del día de la convocatoria. Los principales accionistas de Ono son CCMP Capital, con el 15,2 por ciento, un porcentaje idéntico al de Providence Equity Patners; Thomas H. Lee Partners tiene el 15 por ciento, Quadrangle Capital Partners posee una participación del 9 por ciento, lo mismo que General Electric Structured Finance; Caisse de Dépot et Placement du Québeq tiene el 6,8 por ciento; Multitel el 6 por ciento; Val Telecomunicaciones el 5,4 por ciento, OTPP Power Luxembourg el 4,8 por ciento, Grupo Santander el 4,4 por ciento. Asimismo, están presentes en su accionariado Sodinteleco, con el 3,9 por ciento del capital social, Northwesterm Insurance Mutual Life Company con una participación del 2,3 por ciento y Bregal Co-Invests con un 1,4 por ciento.