John Varley dirige el banco con una elegancia elocuente, aunque se critique su trato a los clienteslondres. Compadézcanse del pobre amo de la banca, que nunca lo puede hacer mal. Demasiado beneficio, demasiada deuda del consumidor, demasiados sueldos de ejecutivos. John Varley sonríe. "Los banqueros no son gente humilde por naturaleza, sin embargo creo que debemos tener la humildad para decir que somos simplemente un medio para lograr un fin. Nos dedicamos a esto para ayudar a los clientes a lograr sus objetivos".Y si, al facilitar los medios para lograr ese fin, los banqueros obtienen un beneficio sustancioso, pues, tanto mejor. Varley, consejero delegado de Barclays y el que mejor se expresa de los amos de la banca de Gran Bretaña, ha defendido durante mucho tiempo de manera elocuente los inmensos beneficios de su banco y de otros bancos, mientras los críticos están indignados con su evidente indiferencia respecto a cómo se sienten los clientes.A principios de mes, cuando Barclays presentó una enorme subida del 37 por ciento en los beneficios semestrales de 3.670 millones de libras (unos 5.455 millones de euros), a consecuencia de unos óptimos resultados de su grupo de banca de inversión, Varley volvió a desempolvar el mismo discurso.Contratar a los mejoresPero, ¿qué ocurre con el aumento de la deuda incobrable?, hasta el momento, más de 1.000 millones de libras (unos 1.486 millones de euros) en Barclays en el año 2006. De esto, se podría deducir que los consumidores no están especialmente bien atendidos con los préstamos agresivos de los bancos. "En realidad, escogemos muy bien a quién hacemos préstamos. Si echo un vistazo al año 2005, rechazamos una de cada dos solicitudes de Barclaycard. Es un ejemplo de una actuación responsable."Y ¿esos extraordinarios paquetes salariales multimillonarios que actualmente ganan los altos cargos de la banca? El propio Varley ganó 2,8 millones de libras (unos 4,1 millones de euros) el año pasado, otros consejeros de Barclays ganan más."Se trata de un mercado", comenta Varley, "y tenemos una obligación para con los accionistas y los clientes de contratar a los mejores. David Beckham también gana mucho dinero." ¡Qué me dice! Varley asiente. Es afablemente tranquilo, pero también un tanto enigmático. Con sus pantalones de talle alto, su camisa de cuello duro, sus tirantes azules y sus gemelos con iniciales, Varley parece a veces un hombre que incluso podría no saber quién es Beckham. Sin embargo detrás de esa fachada conservadora, Varley a sus 50 años es despiadado y de ideas radicales. Sus dos años en la cima han visto un montón de cambios, más en particular, la salida de varios gerentes y una entrada de extranjeros en puestos importantes. Actualmente más extranjeros están en puestos clave, lo que refleja su determinación de hacer de Barclays una organización mundial y más eficaz. El que fuera una vez uno de los mayores bancos del mundo, es actualmente el número tres en Gran Bretaña. "No me importa de donde procedan. Lo que me importa es lo buenos que son, porque eso es lo que les importa a los clientes. El mejor equipo es una mezcla, que es lo que yo esperaría. Soy presidente y británico y eso significa algo".El "eso" es muy típico de Varley. Ordenado, organizado, intelectual, un tanto estricto pero no lo suficiente como para dejarse puesta la chaqueta, se sienta en el borde de un sillón, mirando con unos ojos que son un tanto más fríos que la sonrisa de su cara aún joven. Fuera, muy por debajo del piso 31 del elegante rascacielos de Barclays en Canary Wharf, Londres, el resto del mundo sigue con su difícil vida diaria. Aquí arriba, en la calma climatizada, Varley irradia un riguroso control. Unos dicen que carece de carisma y que no entiende al hombre de la calle. Otros responden que sus capacidades analíticas y de liderazgo son la base del éxito de Barclays. Varley tiene el deseo de aumentar los lentos resultados del área de la banca minorista. Menciona las hipotecas como un punto débil de los últimos años. Barclays estropeó su adquisición de Woolwich, "estuvimos muy lentos en su integración", comenta, sin embargo lo ha hecho mejor en el extranjero, comprando acciones de Absa en Sudáfrica y el Zaragozano en España. ¿Mayores adquisiciones? No es el estilo de Varley. Hasta ahora Barclays ha evitado las adquisiciones transformacionales porque Varley tiene la duda de que reduzcan las ganancias. "Sin embargo, no renuncio a ello", añade rápidamente, señalando que por un total de 2.900 millones de libras (unos 4.310 millones de euros), Absa fue la mayor operación en la historia de Barclays. En lugar de eso, se ha encargado de que la actividad comercial global se beneficie de las tendencias futuras, por lo tanto, no necesita estas operaciones.Estas tendencias son las denominadas "corrientes de aire" a las que se agarrará Barclays: más privatización de las prestaciones sociales, más directivos ricos, mayor demanda de productos de banca en los mercados emergentes, mayor uso de tarjetas de crédito, mayor demanda por parte de los clientes corporativos de un aumento de la deuda al estilo estadounidense a través de los mercados de capital. Apariencia austeraEl hijo único de un abogado de Coventry, se sacó el título de abogado en Londres antes de unirse a Barclays como ejecutivo de un banco comercial en 1982. Desde entonces ha trabajado en todas las áreas de la organización, últimamente como director financiero, una extraordinaria proeza para alguien sin título de contabilidad. Sus puntos fuertes son su gran inteligencia y su prodigiosa dedicación. "Tiene esa fantástica capacidad de absorber el detalle, analizarlo y explicarlo", dice Sir Laurie Magnus, Vicepresidente de Lexicon Partners y un amigo de la facultad. "Es muy trabajador y puede tener una apariencia austera, pero estar con él es muy agradable".Esa "apariencia austera" preocupa a unos cuantos. Para ellos, su colegio privado y su formación en Oxford, hacen que esté muy lejos de entender cómo piensan los consumidores de un mercado de masas. Casado y con dos hijos, Varley ha vivido en la misma casa de Hammersmith, Londres, durante dos décadas y, aunque se ha construido una nueva mansión en Hampshire, evita hacer demostraciones de riqueza y amor propio, a diferencia de algunos de sus colegas.