Los dueños del cablero preparan la salida a bolsa sin cerrarse a otras alternativasTodo vale con tal colocar la compañía en otras manos a cambio de pingües ingresos. Los accionistas del operador de cable tienen prisa por obtener cuanto antes un retorno a su inversión, sin cerrarse ninguna posibilidad. A los planes de salida a bolsa, reiterados por el operador de cable cada cierto tiempo, ahora gana fuerza una alternativa igualmente deseable por los fondos de capital de riesgo que acaparan el control de la empresa española: encontrar a alguien dispuesto a pagar lo suficiente como para cerrar un trato. Esta vía de solución promete ser más rápida y sencilla que el salto al parqué. De esa forma, mientras que la mano derecha ultima los trámites para cotizar a lo largo de los próximos meses, la mano izquierda busca el mejor postor. Ambos planes pueden manejarse de forma simultánea en espera de que se concreten las posibles ofertas. En ese escenario sobresale la candidatura de Vodafone, pero sin descartar cualquier otra que pudiera ganar fuerza en adelante, como podría ser Orange u otra teleco, ya sea europea o latinoamericana. Fuentes de Vodafone y Ono declinaron realizar declaraciones al respecto, igual que hicieron durante el pasado fin de semana cuando la prensa económica española apuntó la existencia de negociaciones entre la multinacional británica y el grupo español. La agencia Bloomberg siguió ayer la pista indicando que los dueños de Ono mantendrían su intención de sacar la compañía a bolsa en el caso de que no fructificaran otras negociaciones. Fuentes consultadas por la agencia internacional cifraron el importe de la operación en 6.400 millones. Durante los últimos años, Vodafone España no ha mostrado especial interés por Ono debido a dos poderosas razones. Por un lado, históricamente le ha disuadido el precio de una empresa lastrada con una deuda de 3.400 millones de euros; y por otra parte, la tecnología de banda ancha fija (a través de cable) no resultaba interesante desde el punto de vista técnico y de compatibilidad de infraestructuras. Esa situación del pasado ha podido perder peso en los últimos meses tras la inyección de 98.000 millones de euros procedente de la venta de la participación de Vodafone en el estadounidense Verizon, así como por la urgencia para responder cuanto antes a la ofensiva de fibra óptica de Telefónica, en alianza con Jazztel. Por otra parte, la prensa estadounidense informó de que AT&T, también potencial interesado en irrumpir en el mercado europeo de las telecomunicaciones "no planea pujar por Vodafone".