La Comisión Europea no está preocupada por el momento por el futuro del banco malo que reúne los activos inmobiliarios de las entidades reestructuradas (Sareb), pues cuenta con un margen de quince años para deshacerse de su cartera. Bruselas, que evalúa ahora los 18 meses del programa de asistencia financiera que culmina esta noche, reconoce que el proceso ha sido arduo y el Sareb se ha hecho con activos difíciles de colocar. El único problema, aseguraron fuentes europeas, sería si pasados quince años la situación siguiese estancada, pero la Comisión confía en que no será así, porque ya existen signos de recuperación en el mercado de la vivienda. En el terreno de los desafíos está seguir con la reestructuración y privatización de los bancos nacionalizados, pero también preparar el sector para los tests de estrés que llevará a cabo el BCE este año. "Una manera clara de estar preparados y evitar la volatilidad es preservar una fuerte posición de capital, que también facilitará el crédito", explicaron las fuentes.