El grupo holandés se felicita por reducir el valor de la operación en 300 millones tras varios ajustesDiez meses han tardado Repsol y Shell en cerrar la operación de mayor envergadura en el sector energético del pasado año. Ingresos de 4.100 millones de dólares (3.126,6 millones de euros) y plusvalías de 2.900 millones de dólares (2.109 millones de euros) son el resultado de la transacción de los activos de gas natural licuado de la petrolera española a la multinacional angloholandesa. Esta desinversión, anunciada por Repsol en 2012, buscaba contrarrestar el efecto de la expropiación de YPF y despertó gran interés en el mercado, que se concretó en más de una docena de ofertas provenientes de operadores internacional, aunque finalmente fue Shell quien se llevó el gato al agua. La intención de Repsol es conseguir una mejora de su rating, ya que con tan sólo este movimiento ha superado el compromiso de desinversión contemplado en su plan estratégico 2012-2016. Además, Repsol logra 200 millones de dólares más en plusvalías que lo anunciado inicialmente, al apuntarse ahora 2.900 millones de dólares. La compañía que preside Antonio Brufau consigue a su vez la liberación de compromisos financieros y deuda no consolidada. En concreto, reduce su deuda neta en 3.300 millones de dólares (2.400 millones de euros) y fortalece su balance significativamente. El grupo ajustará la valoración de los activos norteamericanos en sus libros y registrará una provisión después de impuestos de acuerdo a la nueva normativa fiscal de 1.500 millones (1.091 millones de euros). La compañía española ha pasado página en cuanto a diversificación y se ha decantado por focalizarse en la exploración y producción de hidrocarburos que tantos éxitos le ha dado en los últimos años. Por su parte, Shell aumentará su posición en gas natural licuado a escala global y su capacidad de transporte para sus negocios de comercialización. A lo largo de estos meses han cambiado algunos aspectos respecto a lo anunciado el pasado mes de febrero. La compañía holandesa anunció que ha realizado "ciertos ajustes de valor" que han posibilitado reducir el montante de la operación hasta los 3.800 millones de dólares, en comparación con el precio de compra de 4.400 millones de dólares anunciado a principios de año. Por su parte, la deuda que adquiere asciende a 1.600 millones de dólares, frente a los 1.800 millones de dólares del anuncio inicial. Los motivos que explican los datos de Shell es que el grupo finalmente no se hizo con el 25 por ciento del ciclo combinado BBE, sino que éste fue transferido a BP por 200 millones de dólares, que el pasado mes de octubre ejerció el derecho de compra preferente que tenía sobre este activo. Otros ajustes han sido el desempeño financiero de la cartera y los movimientos de capital. Además, el grupo angloholandés no está contabilizando la caja como gasto de la inversión. El grueso de la operación se centra en los activos de gas natural licuado en Perú y Trinidad y Tobago, junto con los contratos de comercialización de GNL y de fletamento de los buques metaneros, con sus créditos y deuda vinculados, pero no la planta de regasificación de Canaport (Canadá). El complejo norteamericano quedó fuera de la transacción porque los actuales niveles de bajos precios del gas en Estados Unidos impiden una valoración adecuada a la importancia del activo a medio y largo plazo. Pese a ello, Repsol y Shell han formalizado un acuerdo por el que esta última suministrará gas natural licuado a dicha planta durante los próximos 10 años, por un volumen total aproximado de un millón de toneladas. La filial Stream LNG se disolverá.