La imagen de la banca española comienza a cambiar a ojos de las calificadoras de riesgo gracias a la salida de la recesión económica con antelación a sus previsiones. Si en 2012, el 82 por ciento de los ratings asignados por Fitch a las entidades eran negativos o estaban 'bajo vigilancia' para una potencial degradación de la nota, un año después mantienen dicha perspectiva el 44 por ciento de las entidades. La salida de la recesión contribuyó a estabilizar la calificación soberana y, por derivada, dejar de penalizar a la de las entidades. Fitch mejoró la perspectiva a siete bancos el pasado mes de noviembre, y elevó la calificación de viabilidad de las entidades nacionalizadas y con ayudas. Fitch espera un progreso mejor del sector en 2014 y valora que enfila el tramo final de la reestructuración, pero mantiene cautelas por la aún débil recuperación económica.