La mexicana quiere un solución sobre YPF para poder entrar en Vaca MuertaEl ministro de Industria, José Manuel Soria, ha estado este fin de semana en México en un viaje con tintes diplomáticos para tratar temas dependientes su departamento: arrancar un compromiso formal de la construcción de dos hoteles flotantes en los astilleros de Galicia y la posible solución a la expropiación de YPF para Repsol, donde la petrolera estatal Mexicana Pemex tiene un 9,5 por ciento. Precisamente, Soria se reunió el viernes con el secretario de Estado de Energía de México, Pedro Joaquín Coldwell, y el director general de Pemex, Emilio Lozoya, quien está forzando que el conflicto con el Gobierno Argentino se cierre lo antes posible con un acuerdo. La intención es poder participar en el megayacimiento de Vaca Muerta sin ser demandado por la petrolera española. Cristina Fernández de Kirchner está ofreciendo a inversores internacionales entrar este yacimiento, que fue arrebatado a Repsol y que requiere colosales inversiones para poder ser explotado. Pero el doble juego de Pemex puede acabar con la paciencia de la dirección de Repsol. Y es que, lejos de mostrarse como un socio, ha sido todo lo contrario. La mexicana intentó un asalto a la petrolera bajo la batuta de la anterior presidente de Sacyr Luis del Rivero, que acabó en un estrepitoso fracaso y con la destitución del empresario murciano. Para más inri, incluso el director general de Pemex, Emilio Lozoya, ha criticado la empresa de la que es uno de los máximos accionistas y llevó al consejo de la petrolera una oferta por parte de Argentina que resultaba altamente perjudicial para los intereses de Repsol y muy alejada de los más de 5.000 millones de euros del valor en libros. Participación en el aire Además, hace más de medio año Pemex puso a la venta el 4,9 por ciento de Repsol (activo dispuesto para la venta, tal como aparece en su balance). Pero ahora la estatal mexicana aprovecha la coyuntura y amenaza con que si no hay acuerdo sobre la expropiación venderá su participación en Repsol. Si finalmente cumple su amenaza, la petrolera española se quitaría de encima un accionista incómodo, pero cabe recordar que Pemex salvó los muebles de su 'deslealtad' a Repsol tras el intento de asalto con una alianza industrial que les uniría durante 10 años -no podrá reducir su participación por debajo del 5 por ciento ni elevarla por encima del 10 por ciento-. Así, si de verdad quiere irse, le tocará pedir permiso. la semana pasada La Caixa redujo su participación en la petrolera.