No fue una semana negativa para la renta variable. Es cierto que hubo descensos en algunas partes del mercado, donde cabe destacar a nivel internacional el importante paso atrás de China y, muy especialmente, en lo que a lo técnico se refiere, el de Japón; o el paso atrás de referencias como el PSI portugués o el MIB italiano en lo que a la periferia europea se refiere, y donde lógicamente se encuadran los descensos de nuestro Ibex 35. Pero no es menos verdad que el Dax 30 alemán marcó otro máximo histórico -recuerde que el índice germano incluye todos los dividendos que va entregando el mercado, circunstancia que explica esta brillantez tanto como la mejor salud de su economía- y que se vivió una consistente ruptura de movimiento lateral en el Footsei 100 británico, que se revuelve desde su directriz alcista, en lo que a Europa se refiere. Ni es menos cierto que al otro lado del charco, índices como el S&P 500 y el Dow Jones Transportes marcaron nuevos altos históricos, al tiempo que el Nasdaq 100 y el Compuesto marcaban nuevos altos de los últimos años. Estos dos últimos han roto importantes resistencias crecientes, mientras que el S&P se enfrenta a ellas con un Dow Jones Industrial a casi un 2 por ciento de la suya. Y así, con nuevos altos históricos, presionando resistencias en lugar de amenazando soportes, no se pone en cuestión una tendencia; que es mucho más firme de lo que la mayoría de inversores y opinantes ha sido capaz de considerar hasta el momento; circunstancia que he querido transmitir a menudo desde 2009, entre otras cosas atendiendo a las referencias total return -las que incorporan dividendo y ampliaciones de capital- en lugar de a los que suelen manejarse y que han provocado muchos errores analíticos. El euro/dólar ha marcado nuevos altos, consiguiendo niveles no vistos desde 2011, y los bonos han vuelto a ganar algo de altura. Estas circunstancias, sin resultarme determinantes desde hace tiempo, me siguen pareciendo más favorables que desfavorables en tendencia.