L a fiebre de los viajes de último minuto está arrasando. Hace pocos años era impensable poder organizar un viaje con tres días de antelación y por un precio tirado. Sólo la pericia de los comerciales más espabilados de las agencias de viajes permitía encontrar, de vez en cuando, una ganga.Ahora es más fácil, sobre todo gracias a Internet. Pero no es oro todo lo que reluce. Lo primero que hay que tener en cuenta es que para buscar buenas ofertas de último minuto la condición indispensable para el cliente es tener total flexibilidad en fechas o en destinos. "No es recomendable arriesgarse a esperar a la última semana para contratar un viaje si las fechas de sus vacaciones son cerradas. Se puede quedar en casa o, finalmente, verse obligado a pagar sus días de relax a precio de oro", señala Marcos Luengo, director de marketing y comercial de lastminute.com. Hecha la recomendación, asegura que las ofertas de último minuto son cada vez más buscadas en un mercado como el turístico, que se va a adaptando a las necesidades del cliente.Retrato robot El perfil del viajero de estas ofertas coincide con los hábitos de los españoles. Salen un tres por ciento más que el año anterior al extranjero, viajan más en avión (cinco puntos porcentuales por encima de 2005) y por periodos de tiempo más cortos, sobre todo los fines de semana. Con este retrato robot, y con unas exigencias laborales muy fuertes, no es raro que el cliente planifique sus vacaciones hasta última hora. "La tendencia es que los españoles troceen sus descansos; ya no se cogen todo el mes de verano", explica un experto del negocio turístico.Para cubrir esta demanda, en lastminute.com se ofrece de todo. Desde el mejor día de la semana para volar hasta hoteles a un precio bastante económico, si se elige pernoctar entre semana. La gran ventaja de esta manera de viajar son, por supuesto, los precios. Un viaje a París de tres días con todo incluido cuesta 210 euros. Seis días a Mallorca, 255 euros. "El cliente se puede ahorrar más de un 30 por ciento si comparamos estos viajes con los habituales precios de mercado", apunta Luengo.Un invento involuntarioPero, ¿en qué punto surgieron estos viajes de última hora? Según Ignacio Giral, responsable de viajes de atrapalo.com, "los viajes de último minuto han sido un invento involuntario de los turoperadores". Un vuelo charter de 300 pasajeros para las Islas Canarias se suele contratar seis meses antes. Cuando se va acercando la fecha del viaje y quedan plazas sin vender, las turoperadoras tiran los precios para llenar el avión. "Ahí nace el viaje de última hora", cree Giral."La llegada de las aerolíneas de bajo coste, que son más flexibles y más baratas que las aerolíneas tradicionales, también ha facilitado estas ofertas", explica el ejecutivo de atrapalo.com. De hecho, es muy complicado encontrar cruceros por el Mediterráneo de último minuto.El éxito de las low cost en Europa se debe, en parte, a que las compañías tradicionales nunca han promocionado las ofertas de última hora. Es al revés, cuanto menos días quedan para el vuelo, más dinero cuesta el billete. "Y no parece que vayan a cambiar su estrategia porque la jugada no les sale mal. Al final, el que tiene que coger un vuelo por motivo de negocios o de causa mayor, una desgracia familiar por ejemplo, va a pagar el dinero que le pidan", afirma Giral.En Estados Unidos ocurre lo contrario. Las compañías aéreas van abaratando el precio del vuelo a medida que se acerca el día, incluso la hora, de embarque. Se pueden conseguir ofertas de más del cincuenta por ciento de descuento.En la página web de lastminute.com hay una sección de salidas inmediatas en la que se pueden elegir viajes con salida dentro de tres, cinco, siete y hasta quince días.El viaje de último minuto también se lo puede elaborar el viajero con un poco de paciencia. Hace años, en julio y agosto era imposible encontrar habitaciones en los hoteles de la costa. "Los empresarios hoteleros estaban muy mal acostumbrados. Se aseguraban las reservas de los turistas alemanes, franceses e ingleses con más de dos meses de antelación y por periodos que nunca eran menores de 20 días", comenta un responsable de una turoperadora.Agradables sorpresasAhora las necesidades han cambiado y los hoteleros aceptan reservas de todo tipo: de tres días, entre semana. ¡Pruébelo! Si no tiene un sitio decidido para ir de vacaciones y tiene tiempo para hacer llamadas telefónicas haga la prueba y llame a varios hoteles. Puede que se lleve una grata sorpresa. La verdad es que da un poco de apuro pasearse por la sección de cosmética de El Corte Inglés: hay miles de productos de belleza en los stand. Las firmas sacan cremas cada cinco minutos. Hasta los hombres se han apuntado al carro. Así, aparecen marcas de cosmética alternativas, modernas, más exclusivas y con empaquetado de diseño (American Crew, MOP), y tiendas de cosmética moderna. En ellas se venden desde los últimas fórmulas embellecedoras hasta los productos de siempre, embalados a la antigua, como las colonias italianas de Santa María Novella o los jabones portugueses de Claus-Ach Brito.Ahora, además, llegan los cosméticos para la cocina. No es broma. Surgen de la idea de crear jabones con bases orgánicas (como mandan las tendencias en gastronomía y cosmética), bien para uno mismo o, atención, para lavar los alimentos. En estos tiempos, todo se sofistica y se diseña, y lejos quedan las pastillas de Flota y Lagarto. Les pretenden sustituir: 1. Jabón líquido LCDP Marseille. Comercializa un jabón con aceites vegetales para lavar la fruta y la verdura. Es 100% biodegradable y ayuda a eliminar los residuos de los pesticidas y los abonos, así como la suciedad y contaminación de la superficie de la piel. Se usa directamente sobre la fruta o verdura, que se ha de frotar ligeramente con la mano o un cepillo, para aclararlo después. También se puede poner en un recipiente con agua al que se le añade una dosis de jabón y se deja en remojo unos segundos. Tel. 913 604 697 y 917 811 441. www.lcdpmarseille.com 2. Jabón en barra Sapone Per Cucina. Lo produce Lafco New York y es la más solicitado de este tipo. Esta marca crea jabones hechos con hortalizas y frutas (los hay de tomate, pera, zanahoria...), y se tienen a mano en el fregadero para remover la grasa y ambientar con sus olores la cocina. El delicado papel que los envuelve a mano está inspirado en estampados del siglo XIX descubiertos en Florencia por el propio fundador de Lafco, Jon Brester, auténtico packaging victim. Puro rústico-chic de reminiscencias toscanas. www.lafcony.com