Las autoridades europeas atan flecos para evitar suspicacias sobre las pruebas de esfuerzo y el análisis de calidad de balances que practicará a la banca el próximo ejercicio. La Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) fijó ayer una definición común para que las entidades identifiquen los créditos morosos y las refinanciaciones de igual forma, a fin de establecer un campo de juego nivelado que facilite la comparativa. La EBA identifica como dudosas las operaciones a partir de 90 días de impago y las refinanciaciones con dificultades, a aquellas con altas probabilidades de resultar morosas aunque estén al corriente de cobro. Se asimila al régimen español -se considera moroso a los tres meses de fallar la cuota y reestructuración, cuando hay riesgo de impagos-. En otro países, la definición y calendario es mucho más laxo. La misma clasificación permitirá comprobar qué colchon de capital y provisiones mantienen las entidades en función del balance en mora. El BCE y los supervisores nacionales utilizarán las nuevas reglas en sus exámenes.