En mi opinión, una tarea fundamental que tenemos por delante consiste en el desarrollo efectivo del Espacio Iberoamericano del Conocimiento, que impulsó la Cumbre Iberoamericana de Salamanca (2005). Aquel acuerdo no hacía sino reconocer la importancia que tiene la cooperación en los ámbitos de la educación superior, la ciencia y la innovación para el desarrollo económico y social de los países. Es un planteamiento que comparto plenamente y que encuentro acertado. Sin embargo, pese al interés de ese proyecto común, hay que reconocer que aún estamos lejos de convertirlo en realidad. Es cierto que se han intensificado las relaciones entre las universidades de ambas orillas y que llevamos a cabo un número creciente de iniciativas conjuntas. Pero aún nos falta bastante para desarrollar un proyecto similar al Espacio Europeo de Educación Superior. Considero que las líneas de trabajo necesarias para conseguir una relación más articulada y prometedora serían el impulso a la movilidad académica de estudiantes, docentes e investigadores, tanto presencial como virtual, la constitución de redes interuniversitarias y el reconocimiento de titulaciones y periodos de formación. Mientras no avancemos más decididamente en esas direcciones, será difícil reforzar nuestra relación en el ámbito educativo superior.