D esde que comenzó la crisis, en el año 2008, hasta 2011 (el último ejercicio completo del que se disponen datos estadísticos), el número de empresas con actividades innovadoras se ha reducido en un 43 por ciento, mientras que el de empresas con actividades de I+D se ha reducido un 36 por ciento, según datos del INE analizados en el último informe sobre tecnología e innovación en España elaborado por Cotec. La evolución más preocupante es la reducción del gasto corriente en I+D empresarial, que "demuestra que la crisis ya está destruyendo la escasa capacidad investigadora de las empresas españolas", deteriorando gravemente la competitividad del país. Y todo parece indicar que va a seguir así. El Informe 2013 de la fundación empresarial Cotec, que toma el pulso a expertos españoles sobre la previsible evolución del sistema español de innovación, consultados a principios de este 2013, evidencia "el deterioro de la mayoría de los indicadores y apuntan a su empeoramiento futuro". El 45 por ciento de los expertos consultados se manifiesta pesimista sobre el futuro de la innovación en nuestro país, frente a un 13 por ciento de opiniones que confían en la mejoría. Entre los expertos sí hay coincidencia respecto al diagnóstico: para un 89 por ciento el gran problema de la I+D radica en "la escasa" dedicación de recursos financieros y humanos para la innovación en las empresas. La caída de la innovación se materializa en cifras: 169 millones de euros menos invertidos por la Administración Pública. El volumen total de inversión destinada a I+D cae un 2,8 por ciento, hasta los 14.184 millones de euros. Y las últimas cifras presentadas por el Ejecutivo confirman la tendencia: el Ministerio de Industria ha destinado un 10,5 por ciento menos en ayudas a proyectos tecnológicos innovadores este 2013. Del global, 477 millones de euros, 422 se han destinado a préstamos (un 13 por ciento menos que el año anterior), y 55 millones a subvenciones (un 14,5 por ciento más que en la convocatoria de 2012 y con el foco puesto en las pymes. A la caída del gasto y la actividad innovadora en nuestro país se suma el aumento de las partidas destinadas a I+D en los principales países del resto de Europa. Una década de retroceso Si crear el sistema español de innovación anterior a la crisis, que "aunque todavía era pequeño ya había demostrado un cierto grado de madurez", costó 20 años, perder la mitad "deterioraría gravemente la competitividad del país", según Juan Mulet, director general de Cotec, lo que supondría "perder diez años de avance y progreso que serán muy difíciles de recuperar". Según los últimos datos recogidos en el Informe Cotec, el gasto total en I+D en España se situó en 14.184 millones de euros en 2011 (1,33 por ciento del PIB), lo que supone una reducción del 2,8 por ciento respecto al año anterior. La caída es aún mayor de la sufrida en 2009, que fue de 0,8 por ciento. Y por primera vez se produce en todos los sectores. La Administración redujo su gasto en I+D un 5,7 por ciento en 2011, la Enseñanza Superior en un 2,9 y las empresas en un 1,5 por ciento. En el caso de las empresas, además, contrariamente a lo que sucedía en años anteriores, redujeron tanto sus gastos corrientes como los de capital, lo que confirma que la crisis "ya está afectando seriamente a la actividad investigadora de las empresas", que se han visto incluso obligadas a reducir sus equipos de investigadores "renunciando a un capital humano que ha costado mucho acumular y cuya importancia es clave para su futura competitividad", según fuentes de la Fundación por la innovación empresarial. De momento, las mejoras en productividad se están consiguiendo a través de ajustes de plantilla y salarios, unos ajustes que han permitido a muchas empresas recuperar su producción, especialmente en la industria textil, la juguetera y la automovilística. La actividad de I+D ocupaba en España a un total de 215.079 personas en equivalencia a jornada completa (EJC), de las que el 60,6 por ciento eran investigadores (130.235), lo que supuso una caída, por primera vez, en la senda de crecimiento que había mantenido hasta entonces. La crisis ha afectado especialmente a los investigadores públicos. Los resultados del Strategic Research Center de EAE Business School, que la escuela de negocios realiza desde hace cinco años, siguen la misma línea. El informe 2013 destaca una caída en el montante que las empresas y organismos públicos españoles destinan a I+D+i, una cifra que alcanza los 15.000 millones de euros. En concreto, el gasto total en I+D+i por habitante en España, que en 2011 fue de 307,30 euros, disminuyó un 3,07 por ciento respecto a 2010. El porcentaje de inversión total en I+D+i respecto al PIB se sitúa en el 1,33 por ciento, una cifra "más baja de lo que esperábamos con la crisis que hay desde 2008 en España", según el director del Strategic Research Center, Juan Aitor Lago. Madrid, Cataluña, País Vasco, Andalucía y la Comunidad Valenciana son las comunidades más innovadoras, con una inversión en esta materia de 5.300, 3.400, 1.500, 930 y 700 millones de euros, por ese orden, según el informe La inversión en I+D+i en España 2013. Financiación e incentivos A la caída de la inversión pública y privada en I+D hay que sumar la sequía de crédito: la financiación de la innovación de las empresas españolas ha disminuido un 34 por ciento, según el último Barómetro Internacional de Financiación de la Innovación 2012, elaborado por la consultora Alma CG. La cifra coloca a España como uno de los países donde más ha caído la financiación para actividades innovadoras y de I+D, junto a Portugal, lejos del 22 por ciento de caída de la media europea. En este contexto, el 45 por ciento de las empresas españolas innovadoras se han visto afectadas por la falta de crédito. Según el barómetro, las empresas están tirando mayoritariamente de fondos propios para financiar la I+D. El otro gran recurso de referencia para las empresas son las deducciones fiscales a la I+D. El marco español de incentivos fiscales a la I+D+i recrea un entorno institucional favorable a la innovación tecnológica, al menos en la teoría. En la práctica, los resultados no están cumpliendo las expectativas. Para empezar, a las trabas burocráticas se suma la articulación de los incentivos como una desgravación en el Impuesto de Sociedades, lo que deja fuera automáticamente a las empresas que no consiguen tener beneficios. En este contexto, un 36 por ciento de las empresas españolas innovadoras no tienen acceso a las ayudas fiscales, según un estudio vinculado al Ministerio de Economía, y hasta un 70 por ciento de las deducciones reconocidas por Hacienda quedan pendientes de cobro al carecer de ganancias las empresas potencialmente beneficiarias. El resultado inmediato es que la falta de incentivos ha terminado expulsando del radio de acción de las ayudas fiscales a la I+D a las pymes, según Cotec. La reciente aprobación de la Ley de Emprendedores incluye la implantación de un impuesto negativo que permitirá a las empresas en pérdidas beneficiarse de la deducción fiscal sin tener que esperar a tener ganancias a través de un sistema de devoluciones, una medida de la que se podrían beneficiar en torno a 4.000 empresas, con un ahorro estimado de 427 millones de euros. Otra de las medidas con impacto en el estímulo de la I+D es el patent box, un incentivo que ya se aplicaba en nuestro país y que reduce a la mitad la carga fiscal, pero del que en la práctica apenas se han beneficiado 120 empresas desde que entrara en vigor hace tres años. La Comisión Europea acaba de proponer un nuevo indicador de la innovación basado en los resultados -a partir de variables como patentes, empleo en actividades intensivas en conocimiento y competitividad- que coloca a la cabeza a Japón, Suecia y Alemania. Según el Ejecutivo comunitario, los países de la UE que ocupan las primeras posiciones lo consiguen gracias a sus buenos resultados en aspectos como el liderazgo en sectores en fuerte crecimiento con grandes aportaciones a su PIB, en empresas innovadoras en expansión, número y nivel elevado de protección de las patentes y exportaciones competitivas. Junto a Alemania, Irlanda y Luxemburgo son los países de la UE que más partido sacan a la innovación, y aunque España dio un paso adelante en materia de innovación entre 2010 y 2011, periodo en el que consiguió salir del grupo de economías europeas que menos recursos públicos destinan a la innovación, el esfuerzo no ha sido suficiente para acercarse a la media europea.