El galo pone a la venta el 7,6% que conserva en el banco, del que llegó a poseer el 24% sin sentarse nunca en su consejoEntró de soslayo en Bankinter en 2007, con el discurso de querer poseer un 30 por ciento de su capital y tejer alianzas, y seis años después lo abandona sin ni siquiera haber entrado en el consejo de administración. Es la historia de Crédit Agricole, que ayer desveló el mandato a UBS para colocar el 7,6 por ciento que aún controla en la entidad financiera presidida por Pedro Guerrero entre inversores cualificados. Se desprende de todas las acciones en propiedad en una venta acelerada. En su haber quedan, sin embargo, más de 1,13 millones de obligaciones necesariamente convertibles en hasta 17,74 millones de acciones (hoy equivale a alrededor del 2 por ciento del capital). Se ha comprometido a no transferir dichas obligaciones en los tres meses siguientes al cierre de la operación. El grupo galo aprovecha la remontada en bolsa para salir. La cotización de Bankinter acabó ayer en 3,484 euros, un 50 por ciento por encima del precio fijado en abril. Quería tener un 30% Crédit Agricole inició el repliegue en 2012 cuando excedía el 24 por ciento del capital, en un contexto de nuevos requerimientos regulatorios y ningún avance en la alianza buscada. Se desprendió del 4 por ciento en mercado y con su no concurrencia a una conversión en acciones de bonos. La colocación, como la actual, fue a precios inferiores a los de inversión, pero sin incurrir en quebrantos. Aconsejado por la situación regulatoria y la crisis griega, había provisionado la posición en Bankinter con unos 1.000 millones en sucesivos saneamientos. Una precaución que permitió bajar el valor en libros desde los 11 euros por título de compra y facilita la retirada incluso con plusvalías. El grupo francés irrumpió en Bankinter a finales de 2007 con la compra al inversor de origen hindú Ram Bhavnani de su 14,99 por ciento por 809 millones. En paralelo, adquiría otro 4,54 por ciento en bolsa. Y, de un plumazo y previo desembolso de un talón de 1.006 millones, se erigió como el principal dueño superando al expresidente Jaime Botín, que controlaba alrededor del 15 por ciento de manera oficial. La incursión, revestida de cariz amistoso y con el interés declarado de llevar adelante negocios conjuntos, provocó suspicacias hasta al Gobierno por hacerla sin solicitar autorización y de forma confidencial. Jaime Botín respondió con su paulatino refuerzo en el capital. Hoy su empresa patrimonial Cartival posee el 23,33 por ciento de la entidad. En 2007, Jaime Botín y el grupo galo pedían casi al unísimo permiso al Banco de España para copar un 30 por ciento. A pesar de su abultada inversión -tres veces el valor en libros del banco-, la trayectoria de Crédit Agricole ha probado la no agresión. Ni siquiera forzó su entrada en el consejo y su objetivo declarado era sentarse con la directiva "para convencerles de su planteamiento amistoso y cordial".