Sea cual sea la operación, el Gobierno quiere que se garanticen las inversiones y el suministroEl encuentro de ambos dirigentes políticos marca la agenda de contactos de Endesa y Gas Naturalmadrid. Ya se sabe que dos no regañan si uno no quiere. Endesa y Gas Natural pueden arreglar las cosas, pero siempre quedará el problema de E.ON. Cualquier acuerdo requiere la colaboración de la multinacional germana, que tiene todo el dinero del mundo para conseguir el control de Endesa. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, intentará un acercamiento al Gobierno alemán en la reunión con su homóloga, Ángela Merkel, prevista para después de Semana Santa.Los contactos entre Endesa y Gas Natural se paralizarán durante estas fechas, a la espera de la reunión entre los dos jefes de Gobierno, señalan fuentes conocedores de estos contactos.En Moncloa hay predisposición a una salida negociada, ante la ofensiva judicial emprendida desde la Unión Europea contra el Gobierno español. Sin embargo, el presidente del Gobierno quiere que se respeten tres condiciones: que, sea quien sea el que al final se quede con Endesa, permita que el control de las inversiones, la garantía de suministro y la toma de decisiones del grupo resultante estén en manos españolas.Evitar apagonesEndesa tiene un ambicioso plan de inversiones para evitar apagones en Cataluña y Andalucía, dos de las zonas más afectadas, que el Gobierno quiere que se cumpla a rajatabla para evitar disgustos a los ciudadanos. En cuanto al suministro, el Gobierno quiere que se garantice que, en caso de que falte, los alemanes no se lleven el gas a su país, aunque esto se puede regular mediante las leyes españolas.Los condicionantes que defenderá Zapatero ante Merkel son opuestos a que E.ON tome el control de Endesa, pero no a que se encuentre una solución pactada que permita que los alemanes entren en el sector eléctrico español.La idea de los negociadores españoles, encabezados por el presidente, es presentarse ante sus colegas alemanes con sus condiciones, pero sin tener preferencia sobre una empresa u otra para resolver la opa.Zapatero defenderá una postura beligerante a la entrada en las grandes empresas estratégicas de un país, de otras foráneas con capital público. Presentará sus razones de seguridad energética, justificará la validez de los cambios legales que ha aplicado en España para tener la capacidad de vetar la operación de E.ON y buscará que Merkel acceda a sus condiciones.Pero en Moncloa saben que las posibilidades de frenar a E.ON son muy pocas. Primero, porque no se puede evitar una operación que es mucho más jugosa para los accionistas que la que ofrece Gas Natural; y segundo, porque la UE y la poderosa Alemania están dispuestas a presentar una batalla legal en Bruselas y en Luxemburgo muy dura para el Ejecutivo español.A nadie se le escapa, en el entorno oficial, que los deseos del presidente son muy difíciles de conseguir. Sobre todo, teniendo en cuenta que la pretensión de Merkel es que Alemania cuente con un gigante energético líder en Europa y que esté "enganchado" al suministro de gas en el norte ruso y en el sur argelino (Medgas). La presidenta alemana, embarcada en una ambiciosa reforma estructural de su denostada economía, necesita presentar a sus ciudadanos un logro que le devuelva al país la sensación de ser de nuevo el líder y motor económico de Europa. Raflexión en voz baja Del lado de Gas Natural se tiene claro que se puede llegar a un acuerdo con Merkel para que E.ON controle Endesa, pero se pide que no se centralice en Alemania todo el poder de decisión. En la gasista se tienen muy calculados los riesgos que supone que el grupo alemán adquiera Endesa, y en ninguno de los escenarios sale ganador España: ni garantía de suministro, ni seguridad en las inversiones, ni toma de decisiones "a la española".¿Qué hará E.ON cuando vuelva a faltar el gas ruso, como hace un par de meses? ¿Renovará toda la vieja red de Endesa para evitar apagones en momentos de elevada demanda? ¿A quién pedirá el Gobierno responsabilidades cuando se produzcan apagones? Son incógnitas que difícilmente podría resolver un pacto político entre Zapatero y Merkel. A Zapatero tampoco se le escapa la enorme dependencia que España ha tenido y sigue teniendo de las ayudas europeas, aunque estén en pleno proceso de recorte. Y no tener como aliado a Alemania en las revisiones de las perspectivas financieras que hay que hacer en 2009 y 2013 no es una buena jugada a largo plazo. La solución, después de Semana Santa.