Las entidades auxiliadas por el Frob copan un 30% de sus fondos a España aunque representan solo el 16% del sector La apelación de la banca española al surtidor del Banco Central Europeo (BCE) ha menguado de forma sustancial desde que su presidente Mario Draghi se comprometió a repeler las hostilidades a la deuda española y las entidades en dificultades recibieron el último manguerazo de ayudas. Sus tranquilizadoras palabras abrieron el mercado de capitales y las entidades comenzaron a desfilar con emisiones de deuda. El siguiente paso fue pedir menos crédito al BCE e, incluso, devolver parte del solicitado. Pero la ventana de oportunidad ha ido por barrios y las entidades auxiliada por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob) aún sobreviven pegadas a su grifo. De cada 100 euros prestados por el BCE, 28,9 euros recalaron en bancos y cajas ayudados a finales de 2012. Un porcentaje que casi duplica el 15,8 por ciento que este puñado de entidades representan sobre el conjunto de la industria financiera tomando por métrica el volumen de activos. Son datos de la Memoria de Supervisión del Banco de España. No detalla el nombre de "entidades Frob", pero todo apunta a que incluye el grupo BFA-Bankia, Catalunya Banc, Novagalicia y Banco de Valencia, que aún no había sido absorbida por Caixabank y continuaba en propiedad del Estado. Devolución de fondos El pasivo con los bancos centrales ascendía a 365.288 millones por aquel entonces, de forma que el sector rescatado acumularía unos 105.600 millones por simple extrapolación del porcentaje. En contrapartida, las seis mayores entidades no Frob -Santander, BBVA, Caixabank, Sabadell, Popular y Kutxabank- retenían un 42,5 por ciento de los fondos o alrededor de 155.250 millones de euros; cuando representan un 52,4 por ciento del sector por tamaño medido en activos. La situación de ambos grupos de entidades frente al BCE ha podido acentuarse en meses posteriores. La banca se ha apresurado a devolver alrededor de 55.000 millones del préstamo de emergencia suministrado por el BCE, pero su procedencia es íntegra o casi de entidades sanas, mientras que el mercado de capitales sigue vetado para las nacionalizadas. Estas últimas y otras entidades receptoras de ayudas han recibido más pasaportes a canjear, si lo precisan, por liquidez europea con la entrega de bonos valorados en 52.000 millones de la Sareb en contraprestación por su ladrillo. Parte del cometido del BCE es contribuir a dar estabilidad al sistema, aunque una alta apelación incuba el riesgo de estigmatizar a la entidad, razón por la que la banca ha apresurado la devolución de fondos, aun cuando su recurso es mucho más económico que emitir de deuda o captar de depósitos. El saldo vivo medio de los préstamos de la institución europea en julio ascendía a 251.885 millones, cifra que supone un descenso del 0,49 por ciento respecto al mes precedente. El importe no ha dejado de caer desde agosto pasado, cuando alcanzó un récord en 411.000 millones, y mengua un 37 por ciento en términos interanuales. Hay que remontarse año y medio atrás para encontrar un saldo inferior, situado en 169.802 millones, antes de que el BCE instrumentase subastas extraordinarias para aliviar la asfixia que sufría el sector en Europa. El proceso de desapalancamiento ha sido generalizado a escala europea y el instituto común ha reducido su suministro desde 1,23 billones a 806.194 millones entre julio de 2012 y julio pasado. Ésto supone que la banca española recibe aún un 31,24 por ciento de los recursos, el porcentaje más elevado desde el pasado enero sobre el conjunto del eurosistema.