La agencia cree que el programa 'Ayuda para Comprar' aumentará precios sin afrontar la falta de suministroReino Unido está creando una nueva burbuja inmobiliaria, y esta vez el instrumento para hinchar ha sido proporcionado por el Gobierno. Es la opinión de Fitch, que considera que el proyecto de Ayuda para Comprar, anunciado por el ministro del Tesoro británico en el Presupuesto de marzo, arriesga con elevar artificialmente los precios. La parte más delicada se implantará a partir de enero, cuando el programa se amplíe de la nueva vivienda actual, a existentes o destinadas a construirse. Hasta la fecha, el plan Ayuda para Comprar, que sólo está habilitado en Inglaterra, ofrece a los compradores, la mayoría de ellos primerizos, préstamos del Gobierno de hasta un 20 por ciento del valor de una propiedad nueva y sin intereses durante cinco años. Una vez transcurrido este tiempo, se aplica un 1,75 por ciento del valor del crédito, que pasa a asumir cada año la inflación más un 1 por ciento y, la clave, con depósitos de tan sólo el 5 por ciento. Una decisión que iguala a quienes cuentan con este porcentaje a los que ahorraron el 25 por ciento. Esta formulación inicial ya había despertado suspicacias. El FMI consideró que podría ser "contraproducente" y dejar a los primeros compradores aún más lejos de una casa que inicialmente e incluso miembros del Gobierno cuestionaron la idea. Sin embargo, la segunda fase, la que entrará en vigor en 2014 para ampliar el programa a vivienda existente, es la que más preocupa, por el potencial de enriquecer a constructoras y bancos, amenazando con ello la frágil recuperación del sector y sin afrontar el problema fundamental: el suministro. Fitch se muestra convencida de que los planes "probablemente aumentarán" el precio de la vivienda, pero duda de su impacto en el número de casas a construir. Lo peor, no obstante, es que independientemente de cómo estimule los márgenes de beneficios de constructoras y prestamistas, dejará "cargas de contingencia" sobre la deuda soberana británica, amenazando el dinero del contribuyente. La agencia de calificación cree que, para las constructoras, las mayores ventajas procederán del aumento del precio de la vivienda, más que de una oleada de actividad, ya que vender por encima del, en principio, precio estimado no tiene costes adicionales, sólo beneficios, mientras que emprender una oleada constructora puede acarrear ganancias, pero sólo una vez se hayan incurrido en costes. No en vano, las constructoras prefieren, de momento, ante la fragilidad de la recuperación económica, guardar la ambición edificatoria, ya que temen no ser capaces de venderlas una vez concluidas en los próximos dos años.