Los 5.800 millones de libras en acciones preferentes superan todas las expectativas Barclays entregó ayer a los reguladores financieros la esperada hoja de ruta con la que espera resolver el agujero de capital de 12.800 millones de libras. La dirección confirmó la esperada ampliación de capital, pero sorprendió en la City por la ambición de unas cifras que manejan 5.800 millones de libras a partir de la venta de acciones preferentes y 2.000 millones adicionales de la emisión de bonos convertibles en títulos de la compañía. Este afán, sin embargo, parece inevitable para el único banco británico cuyas hojas de balance han sido puestas en evidencia por la recientemente creada Autoridad de Regulación Prudencial (PRA, en sus siglas en inglés). El endurecimiento de los requisitos de capital, fijados ahora en el 3 por ciento, ha abierto grietas en la gestión de Barclays, focalizada, a diferencia de sus rivales domésticos, en competir a lo grande en el mercado de la banca de inversión. De ahí el giro emprendido ayer por la cúpula: donde hasta ahora, de tener que cumplir con las estrictas demandas de apalancamiento, venía amenazando con reducir el préstamo a familias y empresas, su compromiso actual pasa por alcanzar el controvertido ratio de sostenibilidad antes de final de junio de 2014 y sin tocar el flujo de crédito. La idea es ofrecer una acción con descuento por cada cuatro títulos en la compañía. Su estímulo a los inversores procede del caramelo de un aumento de la paga de dividendos a partir de un mínimo del 30 por ciento de los beneficios atribuibles. El éxito de la jugada, que parece entrar en contradicción con una estrategia diseñada para recabar capital, dependerá del apetito inversor. De momento, el mensaje de Barclays es de confianza, pero los envites anunciados ayer abren interrogantes. Entre los más arriesgados está el de reducir la hoja de balance entre 60.000 y 80.000 millones de libras, una aspiración que implica necesariamente rebajar su actividad en la rama de inversión. Sus efectos, inevitablemente, tendrán consecuencias, ya que implicará desde transacciones financieras a gran escala, a aseguradoras, o fondos de inversión, que debido al cierre del grifo de crédito tendrán también que aminorar el ritmo. La opciones de Barclays, no obstante, eran limitadas. El tirón de orejas de la PRA procede de un criterio objetivo, puesto que se trata de un porcentaje fijado a partir del paquete de préstamo e inversiones. Consecuentemente, la viabilidad a medio plazo de su rama financiera, Barclays Capital, dependerá mucho de que las autoridades norteamericanas impongan reservas similares sobre sus más directos competidores. Por ahora, los reguladores británicos ya han considerado "creíble" unos planes que, adicionalmente, reservan 1.350 millones de libras para las compensaciones por la saga de la mala venta de los seguros de protección de pagos y 650 millones por las irregularidades en los tipos de interés. Como resultado, los beneficios del segundo trimestre cayeron un 17 por ciento, hasta quedar en 3.600 millones.