D ecía el viernes el presidente del Parlamento Europeo, el socialdemócrata alemán Martin Schulz, que "la política de dinero barato es buena, pero no puede ser que ese dinero no llegue a la economía real". Y esa es la clave del problema. Porque de poco o nada sirve que el BCE mantenga e incluso baje, que eso todavía está por ver, los tipos de interés si luego ese dinero las entidades financieras no dan crédito y lo utilizan para sanearse ellos en lugar de para sanear y dinamizar la actividad en las economías nacionales. Las cifras aquí, como casi siempre, son más que elocuentes: 700.000 millones de euros ha dado la Unión Europea para el saneamiento de los bancos, frente a los 6.000 millones para el empleo juvenil y los 18.000 millones para pymes que acaban de alumbrar, tarde y con forceps. Como tampoco resuelven los fondos que el BEI o cualquiera otro organismo europeo o nacional habilite para facilitar el acceso al crédito de las pymes, si luego esos fondos no llegan o no sirven a las necesidades reales de sus teóricos destinatarios. Porque bien está que desde las instituciones europeas se destinen recursos para apoyar proyectos de inversión, de internacionalización o formación; sí. Pero poco pueden pensar en invertir los autónomos y las pymes cuando su necesidad más acuciante es la liquidez que les garantice la supervivencia. Créditos para liquidez es lo que necesitan los emprendedores europeos y en condiciones asequibles. Que esa es otra, sobre todo cuando, como ocurre aquí en España, la banca comercial marca unos límites de riesgo de muy difícil cumplimiento, mientras que el crédito oficial, que se supone debiera ser más ventajoso, exige las mismas garantías, con un tipo de interés similar o superior a la media del mercado y, además, tiene que tramitar su oferta y peticiones a través de los mismos bancos comerciales con los que compite. Así pasa, y volvemos a las cifras, que una de cada diez pymes confiesa haber desistido de pedir un crédito , aunque lo necesitan, por que están convencidas de que no lo van a conseguir. Y, de aquellas que lo solicitan, a un 22 por ciento se le denegó o lo rechazaron, mientras que a otro 48 por ciento se le concedió aunque en peores condiciones. Esto es lo que está pasando y esto es lo que necesita urgente solución. A ver si escuchan.