La central nuclear entra en fase de desmantelamiento tras 41 años de actividadGaroña se convirtió ayer en la tercera central nuclear en España que echa el cierre tras las de Zorita y Vandellós I. Al menos, técnicamente, porque tanto el Gobierno como la empresa propietaria, Nuclenor, no descartan la posibilidad del reencendido del reactor, aunque eso sí, sin despejar las principales dudas sobre cómo será posible sortear las dos principales causas que han llevado a su final. Por el momento, el único hecho cierto es que el secretario de Estado de Energía, Alberto Nadal, firmó ayer el decreto por el que se establece el cese de actividad de la central, ya parada desde el mes de diciembre, tras concluir la vida útil de un reactor que comenzó a funcionar hace 41 años. La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, aseguró tras el Consejo de Ministros que "dado que el cese es por motivos económicos y no de seguridad, el Ministerio va a iniciar las modificaciones normativas necesarias para contribuir a que pueda continuarse con la actividad en la instalación si fuera posible". También, Nuclenor, la empresa propietaria de la central, que está participada al 50 por ciento por Endesa e Iberdrola, aseguró que "no renuncia a la posibilidad de solicitar una renovación de la autorización de explotación en el caso de que las condiciones así lo permitiesen". Estas condiciones pasan por encontrar la fórmula para reanudar la licencia ahora caducada sin tener que solicitar una nueva. El otro gran escollo es la supresión de los impuestos a la energía que implantó Soria, y que fueron las razones que alegó Nuclenor para dejar pasar el plazo de solicitud de prórroga. Las eléctricas han negociado durante las últimas semanas con la posibilidad de aceptar esos tributos si se alargaba la vida util del parque nuclear en activo hasta los 60 años. Mientras tanto, Garoña entrará hoy en la fase de predesmantelamiento por tiempo indefinido, aunque Nuclenor no tomará decisiones "irreversibles" para la operatividad de la central.