Competencia cuestiona la propiedad de Gatwick, Stansted y Glasgowmadrid. Los aeropuertos británicos no están dejando un segundo de descanso a Ferrovial. Apenas un mes después de firmar el armisticio del nuevo marco tarifario, y en medio de las negociaciones para refinanciar 9.500 millones de libras de deuda (11.870 millones de euros), la compañía está inmersa en otra dura batalla. En esta ocasión, por intentar mantener la propiedad de los siete aeropuertos que adquirió hace dos años en las islas británicas, al comprar el operador BAA. Ayer, la Comisión de Competencia publicó su informe preliminar de la investigación que está llevando a cabo por la situación de monopolio de BAA, que controla el 91 por ciento del tráfico aéreo del sureste de Inglaterra, y el 84 por ciento, en Escocia. En la primera área posee los aeropuertos londinenses de Heathrow, Gatwick y Stansted, además de Southampton. En el norte de la isla, tiene los aeródromos de Edimburgo, Glasgow y Aberdeen. Una suma de fuerzas que la Comisión de Competencia pone en entredicho. "La propiedad común de siete aeropuertos en Reino Unido podría no beneficiar a los intereses de las aerolíneas y los pasajeros", señala el organismo británico en su informe. Aunque evita realizar ningún pronunciamiento tajante, sus primeras conclusiones apuntan a que Ferrovial podría tener que desprenderse de alguno de estos aeródromos. En concreto, Gatwick, Southampton y Glasgow son las tres puertas aéreas que más interrogantes despiertan. El primero siempre ha estado en el centro de todas las apuestas, cuando se ha especulado con la posibilidad de que Ferrovial terminara siendo forzada a reducir su presencia en Londres. Pero a esta opción se suman las críticas que han vertido las autoridades británicas contra la falta de capacidad del aeródromo de Southampton; y la falta de competencia entre Edimburgo y Glasgow. Respecto a los aeródromos escoceses, la Comisión de Competencia apunta a que operan prácticamente en la misma área. Una máxima que Ferrovial niega. En cambio, las reflexiones del organismo británico sobre los problemas de Southampton comulgan más con el grupo español, ya que ponen en entredicho el actual modelo aeroportuario y reconocen la necesidad de realizar más inversiones en mejorar estas infraestructuras. De hecho la Comisión de Competencia deja para su próximo informe, que publicará en agosto, la respuesta a cuál es el verdadero problema de los aeropuertos británicos: la falta de capacidad o la falta de competencia, y si uno es consecuencia del otro. "El reto para todos nosotros a la hora de solventar la falta de capacidad en el sureste consiste en asegurarnos cómo realizamos las inversiones a tiempo. BAA continúa comprometida en realizar las inversiones necesarias para transformar nuestros aeropuertos y mejorar los estándares de calidad en Londres, Escocia y Southampton", señala el consejero delegado de BAA, Colin Matthews. Los responsables del resto de grandes aeropuertos británicos, como Luton, Manchester, Peel o Bristol, coinciden, en general, en que la venta de algún aeródromo de BAA incentivaría la inversión y ayudaría a mejorar la calidad y el servicio de sus aeródromos. No obstante, los responsables de Bristol apuntan a que la ruptura del monopolio perdería sentido si no fuera acompañada de la eliminación del marco regulatorio.