Se le impondrá al Mede un límite en la ayuda a los bancos de unos 60.000 millonesLos miembros de la zona euro se reúnen hoy para llegar a un acuerdo sobre la recapitalización directa de la banca y romper el círculo vicioso entre deuda pública y saneamiento bancario. Todo indica que el acuerdo reflejará la posición de la línea dura liderada por Alemania con el propósito de que la recapitalización directa quede lo más atemperada posible y los Estados deban seguir responsabilizándose, al menos en parte, del estado de sus bancos. Además, tan sólo se acudirá al fondo de rescate permanente Mede sufragado por los contribuyentes europeos como último recurso. Dentro del debate, uno de los puntos más abiertos es la posibilidad de que esta recapitalización directa tenga carácter retroactivo en el caso de España, Grecia e Irlanda. En el caso de nuestro país esto permitiría que los 41.200 millones de euros solicitados a nuestros socios europeos no supongan un incremento de cuatro puntos como deuda pública. Fuentes diplomáticas no se aventuran a hacer cábalas sobre el resultado de la decisión, pero aseguran que en el caso de España una solicitud de recapitalización directa podría ser fuertemente penalizada en los mercados. "La señal que enviaría sobre la fuerza del balance del Estado español no sería precisamente eufórica", aseguró ayer un alto funcionario que explicaba que, independientemente del acuerdo al que se llegue hoy, España no tiene intención de solicitar la recapitalización directa. En los últimos meses, el Gobierno ha repetido que esta alza de cuatro puntos resulta perfectamente asumible por parte de nuestro país. Los miembros de la zona euro están dispuestos a fijar un límite al dinero que el Mede podrá utilizar para inyectar en los bancos y todo indica que será una cantidad que rondará entre los 50.000 y los 70.000 millones de euros. Además, el Estado deberá sufragar entre un 10 y un 20 por ciento de la cantidad toda. A todo esto se une que esta opción tan sólo se podrá utilizar si el Estado falla. Las entidades financieras europeas deberán someterse a un test de estrés y se le exigirá un capital de máxima calidad del 4,5 por ciento. Para llegar a esta cantidad mínima, deberán ser los Estados y los acreedores los que deberán asumir esta responsabilidad de manera prioritaria. Sólo si esto resulta imposible, podrá entrar en escena el fondo de rescate.