En un escenario de suposiciones, una posible compra de Telefónica por parte de AT&T colisionaría frontalmente con la participación que el operador estadounidense conserva en América Móvil. Como es sabido, una misma empresa no puede tener presencia accionarial en dos empresas competidoras entre sí, como sería el caso de Telefónica y América Móvil en la práctica totalidad de los países latinoamericanos. Esa circunstancia obligaría a la compañía que preside Randall Stephenson a desinvertir de forma precipitada en el grupo de Carlos Slim, donde atesora el 9 por ciento (y un puesto en el consejo), tras desprenderse de un 7,5 por ciento. Debilidad europea Los rumores sobre el interés de AT&T para desembarcar en el Viejo Continente, ya sea a través de la compra de Vodafone o de Telefónica, pone de relieve la debilidad de los operadores europeos frente a los estadounidenses. Frente a la dispersión empresarial del centenar de operadores que compiten en suelo europeo contrasta con el póker de gigantes que trabajan en los Estados Unidos. Expertos consultados por este periódico inciden en el flaco favor que representa para el sector europeo de las telecos la pluralidad de normativas de los estados miembros, huérfanos de una política común en materia de telecomunicaciones. En la actualidad, la voz cantante mundial en materia tecnológica se concentra en los EEUU (Apple, Google, Amazon, eBay, Microsoft), mientras que los referentes europeos se limitan a multinacionales venidas a menos en el concierto global en los últimos años, como es el caso de Nokia, Ericsson o Alcatel.