La entidad pretende lograr por los complejos alrededor de 25 millonesSímbolo de la bonanza económica y fachada del consumismo más feroz hasta el inicio de la crisis económica, los centros comerciales proliferaron como setas por toda la geografía española , atrayendo a inversores como Morgan Stanley que ahora, según confirman fuentes del mercado, y ante del desplome del consumo y del número de visitas negocia desprendenrse de su participación en parte estos activos. La firma de Oriol Pujol En concreto de tres centros, cuyo nombre se mantiene en la más estricta confidencialidad, los cuales serían adquiridos por Drago Capital, la firma ligada a Oleguer Pujol, hijo del expresidente de la Generalitat de Cataluña, Jordi Pujol, por una cantidad cercana a los 25 millones. La adquisición de estos centros comerciales, muchos en problemas por la baja afluencia de público, encaja a la perfección con la estrategia de Drago Capital, la cual, según explica en su página web, "ha enfocado su negocio en gestionar oportunidades de inversión que requieran una administración activa y diferencial con el fin de maximizar el valor añadido de cada inversión a medio y largo plazo." Por el lado de Morgan Stanley, que no ha querido hacer declaraciones al respecto, la adquisición de los centros comerciales que tiene en cartera las realizó junto a la inmobiliaria Grupo Lar, socio de la entidad estadounidense y en la que controla un 17 por ciento de su capital social. Entre las operaciones que ambas compañías realizaron conjuntamente en España se cuentan, entre otras, la cerrada en 2007 para la compra de tres centros comerciales por 116 millones de euros. En concreto, se trataba del complejo Alzamora Alcoy (Alicante), con una superficie bruta alquilable de 16.208 metros cuadrados y 50 locales comerciales; El Mirador (Cuenca), que tiene una superficie bruta alquilable de 16.422 metros cuadrados y cuenta con 70 locales comerciales y, por último, Los Alcores (Sevilla), situado en Alcalá de Guadaira con 13.330 metros cuadrados y 78 locales comerciales. Los problemas con los que se han topado muchos centros comerciales que ahora se encuentran prácticamente vacíos es que se construyeron en lugares donde las previsiones demográficas, alentadas por la burbuja inmobiliaria, apuntaban a importantes crecimientos en el medio plazo. Sin embargo, la afluencia finalmente se situó lejos de los objetivos previstos por lo que muchas grandes marcas abandonaron los complejos, arrastrando fuera a otros negocios.