Ha mantenido los contratos en varias participadas a pesar de haber prescindido de sus servicios para el grupoBFA-Bankia decidió hace quince días rescindir el contrato de auditoría de Deloitte para los próximos tres años por cuestiones de mejora de buen gobierno corporativo, tras diez años de haber rubricado sus cuentas. Sin embargo, la entidad ha renovado en los últimos meses varios acuerdos para verificar el estado de situación de filiales, entre las que se encuentran la compañía dedicada al negocio de valores y bolsa y la firma que posee Torre Caja Madrid, el rascacielos adquirido Repsol en el norte de Madrid y que iba a alojar su sede corporativa. Estas dos compañías están en venta. La primera desde hace tiempo. La segunda, a raíz de las imposiciones de Bruselas como consecuencia de las ayudas públicas recibidas. Deloitte se convirtió en mayo de 2012 en el centro de la polémica después de haberse negado a firmar las cuentas anuales del grupo tras un cambio de criterio contable, hecho que propició su nacionalización y la salida inmediata de Rodrigo Rato de la presidencia. Un año antes había sellado, sin salvedad alguna, el informe que acompañó la salida a bolsa de Bankia, acontecimiento que hoy está siendo investigado por el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu. En la actualidad, el Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC) analiza el papel de Deloitte en la caída de la entidad, a instancias del Ministerio de Economía. Este organismo público está a la espera de las alegaciones que realice la propia firma sobre su labor en la salida a bolsa y decidir si impone una sanción tras abrir una inspección. La multa a la que podría enfrentarse Deloitte, según el régimen actual, alcanza hasta el 6 por ciento de la facturación por servicios de auditoría, por lo que el importe máximo se elevaría a unos 14 millones. Según el informe de Transparencia de 2012 de la firma, los ingresos de esta partida ascendieron a 233 millones. Plan de gobierno corporativo A finales de mayo, Bankia anunció la sustitución de Deloitte como auditor de sus cuentas, dentro de un plan de medidas de mejora de gobierno corporativo y la designación de Ernst & Young para los próximos tres años. El proyecto va encaminado, según informó, a adaptarse a las prácticas internacionales más avanzadas en esta materia. Además del cambio de Deloitte a partir del primer semestre de este año para el grupo, el consejo de administración apostó por la creación de la figura de consejero independiente coordinador -conocido como lead director-, medida que será aprobado en la junta general de accionistas que se celebrará la última semana de junio. Es una figura habitual en aquellas sociedades en las que el presidente es el primer ejecutivo y sirve de contrapeso al mismo. El papel del lead director es el de canalizar aquellas cuestiones que le transmitan los consejeros externos. La entidad pagó a Deloitte en 2012 3,9 millones de euros por todos sus servicios recurrentes, un 45 por ciento más que el año anterior, es decir, excluyendo la validación de la salida a bolsa de 2011. Sólo por la auditoría de las cuentas semestrales y anuales del negocio financiero, Deloitte facturó 1,973 millones, un 18,6 por ciento más. El resto del importe corresponde a distintos trabajos de verificación sucursales en el extranjero, cuestiones normativas y fiscales.