E uropa ha puesto sus ojos en la Alianza del Pacífico. En sólo dos años, el proyecto de integración pactado por México, Colombia, Perú y Chile se ha convertido en una plataforma comercial sólida y estable, la más prometedora de América Latina, un alivio de cara a las corrientes proteccionistas que sobrevuelan el Cono Sur. También se ha convertido en una oportunidad para reforzar los vínculos comerciales en la región Asia Pacífico: el bloque acordó el pasado 23 de mayo en Cali un acuerdo para liberar de aranceles el 50 por ciento del comercio interno. Y para ejercer de contrapeso a Mercosur, el principal bloque comercial de América Latina. El Mercado Común del Sur -integrado en la actualidad por Argentina, Brasil, Uruguay, Venezuela y Bolivia- está considerado el cuarto bloque económico del mundo, y la quinta economía atendiendo a su PIB (3,3 billones de dólares), que roza el 83 por ciento del producto interior bruto de toda Sudamérica. Mercosur lleva la delantera, después de una década de negociaciones con la UE y otros países de Oriente Medio y Asia, además de mantener acuerdos preferenciales de comercio con India y países de África del Sur. Pero la Alianza del Pacífico, que cumplió dos años este mes de abril, exhibe una lista de acuerdos con China, la UE y EEUU, entre otros, que confirma su peso económico y su proyección. De momento, mientras las exportaciones del Mercosur aumentaron en 2010 una media del 28 por ciento, en Chile, Perú, México y Colombia, los cuatro integrantes de la Alianza del Pacífico, lo hicieron un 38,5 por ciento, un 35,2 por ciento, un 33 por ciento y un 21,2 por ciento, respectivamente. Y las cifras aún no recogen su potencial en la acción comercial conjunta. Los expertos señalan las disputas internas de los países de Mercosur como la principal causa del desplazamiento del protagonismo de la iniciativa comercial por parte del eje Pacífico. Autopista a la recuperación Más allá de su peso económico, la Alianza del Pacífico se constituyó en 2011 como alternativa a otros proyectos de integración como la Alianza Bolivariana (Alba) promovida por Hugo Chávez y la voluntad de convertirse en contrapeso a la hegemonía de Brasil en el Cono Sur. Y es precisamente este papel el que ha convertido a la Alianza del Pacífico en un interlocutor y aliado clave para la UE. También suma la oportunidad de establecer una cooperación triangular -Europa, América Latina y Asia- en el ámbito comercial, en la innovación tecnológica y hasta en la cooperación al desarrollo, una auténtica autopista para el desarrollo, capaz de contrarrestar la crisis de la zona euro vía internacionalización. Para el experto en la región, Klaus Bodemer, del Instituto de Estudios Latinoamericanos (Ilas) vinculada al instituto alemán Giga, se trata de "una alianza prometedora". Los cuatro países que la integran se corresponden con las economías que más han crecido en los últimos años, un promedio del 7 por ciento, y todos, con la excepción de Perú, acumulan la mayor cantidad de tratados de libre comercio. La Alianza del Pacífico representa más de un tercio del PIB lati- noamericano y el 50 por ciento del comercio de la región, posee un mercado de 204 millones de habitantes, un PIB equivalente a 1,6 billones de dólares y un 55 por ciento del comercio exterior de la región, credenciales suficientes para mejorar su posición frente a las negociaciones con China e India. Además, lidera las exportaciones y el comercio exterior en América Latina y puede convertirse en el bloque comercial más grande y ambicioso de la zona. Su posición geográfica la convierte en un interlocutor comercial estratégico de cara a la región Asia-Pacífico. A su fortaleza económica se suma su potencial, como "grupo muy abierto a la economía internacional", lo que se añade a la fragmentación en la que se haya inmerso Mercosur y a la oleada proteccionista de la Comunidad Andina (CAN), integrada por Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú, cuya influencia se ha diluido en los últimos años con el auge de otras alianzas con más peso económico y comercial, a pesar de la incorporación de los países de Mercosur como miembros asociados en 2005. Desde la Alianza del Pacífico se insiste en su condición de "proceso abierto, no excluyente", en palabras del presidente colombiano Juan Manuel Santo. No es "contra Mercosur ni contra Brasil", pero irrumpe reivindicando su papel como socio capaz de garantizar una estabilidad jurídica y económica que se ha convertido en el punto débil de algunos de los países de América Latina integrantes de Mercosur. Tras la VII cumbre en Colombia, Costa Rica espera para unirse a la alianza, seguida de Panamá. Para Europa y EEUU, la integración de los países iberoamericanos del eje Pacífico también supone un desafío por la creciente presencia de China en la región, convertida en socio natural como consecuencia de la complementariedad de sus economías: Asia, con un déficit notable de materias primas, necesita garantizar el abastecimiento de alimentos de su población; los países de la Alianza son suficientes para abastecer al gigante asiático. También lo es para Brasil, que necesita los puertos de la costa del Pacífico para acceder al mercado asiático.