La agencia de calificación Fitch se sumó ayer a las voces que alertan sobre el deterioro potencial de la solvencia en algunas entidades por la nueva carga de provisiones que se derive de la revisión y reclasificación de las refinanciaciones. "Para algunos bancos, los requisitos de provisiones adicionales pueden superar el beneficio neto, y esto erosionar su capital y perfiles de crédito", indicó y avisó sobre la presión que una situación así ejercerá sobre la calificación crediticia otorgada a las entidades más vulnerables. Fitch estima que la banca necesitará "más de 10.000 millones" en dotaciones extras si todas las refinanciaciones consideradas como normales tuviesen que ser reclasificadas como subestándar, lo que obliga a provisionar un 15 por ciento de su valor. Para efectuar los cálculos toma de referencia los 190.000 millones en refinanciaciones pertenecientes a las entidades calificadas por Fitch -la cifra excede los 208.000 millones en el toda de la banca-, de las que un 43 por ciento están bajo el título de normales, un 21 son subestándar y el 36 por ciento morosas. El ejercicio amenaza a su juicio con provocar una "abolladura más" a unos ingresos ya "débiles" y dejar en situación de vulnerabilidad a bancos "poco capitalizados" si la nueva carga devora su beneficio, aunque las provisiones genéricas amortiguará parte del golpe. El ministro de Economía, Luis de Guindos, mostró por su pate confianza en que el sector no necesitará ayudas públicas extras. En un acto organizado por la Asociación de Periodistas Europeo, aseguró además que el Frob tendrá antes del verano, "una estrategia definida" para las tres entidades nacionalizadas (Bankia, NCG y CatalunyaBanc).