Los responsables de las entidades pide una urgente reestructuración del sectorEl sistema nacional de garantías se debilita, no sólo como consecuencia de la menor actividad económica, sino también por las limitaciones geográficas y legales de las propias sociedades de garantías recíprocas (SGR), por su atomización y por las condiciones del contrato de reafianzamiento que gestiona Cersa. Los datos de cierre del ejercicio muestran como las 23 SGR que operan en España formalizaron avales en 2012 por un importe de 966,5 millones de euros, lo que supone un descenso del 25 por ciento con respecto al año anterior. Este importante descenso significa que la actividad ordinaria de las 23 SGR y prácticamente su única fuente de ingresos -la formalización de avales- ha disminuido su cuantía en 800 millones, durante los tres últimos años (2010-2012). Este dato refuerza la tesis de quienes abogan por una urgente reestructuración del sector para ganar solvencia y eficiencia, similar a la realizada en la banca, que permita incrementar el tamaño de estas sociedades y ampliar su área de actuación a todo el territorio nacional. Una reestructuración que, en contra de lo sucedido en la banca, no implicaría el cierre de oficinas ni el despido de personal. Debido a la caída del importe de los avales, también se ha reducido el volumen del riesgo vivo (cantidades avaladas pendientes de devolución), que a finales de 2012 ascendía a casi 5.528 millones, con una caída del 11 por ciento. Esto supone una pérdida de casi mil millones de euros en los últimos tres años. Paradójicamente, sí se ha incrementado en un 2 por ciento en número de socios partícipes, generalmente pymes y autónomos, debido sobre todo al fuerte aumento registrado en este capítulo por Iberaval que acumula casi mil más, ya que la mayoría de las sociedades han perdido socios o han aumentado muy ligeramente. En conjunto, las 23 SGR cuentan con algo más de 112.000 socios partícipes, dos mil más que en 2011. La sociedad de más tamaño, por riesgo vivo, es la valenciana, que cuenta con más de mil millones de euros que, sin embargo, atraviesa por una crisis que ha puesto en peligro su propia viabilidad, al tener 400 millones de euros en créditos dudosos. Al margen de la Sociedad de Garantía Recíproca valenciana, sólo tres entidades más cuentan con un riesgo vivo por encima de los 500 millones de euros: Elkargi, con 949 millones, Iberaval, con 543 millones y Aval Madrid que contabilizaba 533 millones de euros. De ellas, la que más volumen perdió en 2012 fue la vasca Elkargi con un descenso del 19 por ciento, seguida de la sociedad madrileña que perdió el 13 por ciento. Un quinquenio de caídas De todas formas, el 40 por ciento de las SGR cuentan con un riesgo vivo inferior a los 50 millones de euros y alguna como la de Castilla-La Mancha sólo con algo más de 4,3 millones de euros, lo que refleja el alto grado de atomización del sector y, en consecuencia, las dificultades para negociar con la banca las condiciones de los créditos que pueden ofrecer a sus asociados. El sector de las sociedades de garantía recíproca, que son entidades financieras no bancarias, se constituyó al amparo de la ley 1/1993 de 1 de marzo para facilitar el acceso al crédito a empresas mediante el aval a sus operaciones, bajo la supervisión del Banco de España. Está integrado por 23 sociedades, con un capital social suscrito de casi 457 millones y una plantilla de 562 empleados. Desde el inicio de su actividad, el sector ha formalizado avales por un importe global de casi 25.000 millones de euros a más de 115.000 pymes, con más de 825.000 empleados en total. Tanto la demanda de avales como la cuantía de los concedidos han disminuido progresivamente desde hace cinco años -excepto el repunte registrado en 2009- por encima del 20 por ciento anual, como consecuencia fundamentalmente del entorno económico tan adverso y sus efectos en las pymes, clientes básicos de las SGR. El importe de avales formalizados descendió un 30 por ciento en 2010, y un 27 y 25 por ciento en los ejercicios de 2011 y 2012, respectivamente.