"Una persona que en 2002 hubiera invertido 100 euros en una empresa del Ibex 35, en 2012 le habrían reportado 131 euros; si la inversión fuera en una constructora, hoy tendría 137 euros, pero si hubiera metido esos 100 euros en acciones de OHL, hoy habría ganado 840 euros. ¡Habría multiplicado por 8,4 veces su inversión!" Con estas cuentas calculadas al milímetro, el presidente del grupo constructor, Juan Miguel Villar Mir, presentó ayer los mejores resultados de toda la historia de la compañía (tiene ya cien años) en el que se han batido todos los récords. "Es un año de transformación para OHL", reconoció Villar Mir, que no dudó en señalar la venta a Abertis de sus concesiones en Chile y Brasil como la punta de lanza de este cambio. "Tenemos unos fondos propios que se han incrementado en un año en un 75 por ciento, desde los 1.200 millones de euros de 2011 a los 2.100 de 2012", dijo satisfecho. El resto de los ratios (reducción de deuda neta en un 53,6 por ciento, incremento del beneficio neto en un 350,3 por ciento... ) son muestras de la buena salud de la que goza una de las pocas empresas españolas que sigue pensando en hacer nuevas inversiones. En ese sentido, Villar Mir manifestó ayer que ultima los flecos para entrar en el capital del grupo Colonial ya que se trata de una buena oportunidad que "puede merecer la pena" dado su tamaño. Otra de sus apuestas pasa por crecer en el negocio concesional, donde haya oportunidades, incluidos Chile y Brasil. En ese sentido, Villar Mir subrayó que OHL y Abertis son dos grupos concesionales complementarios y que, si la empresa que preside Salvador Alemany, y en la que controla el 18,9 por ciento, está interesada en infraestructuras de OHL (autopista, puerto o aeropuerto), estaría dispuesta a llegar a acuerdo. Autopistas en crisis En cuanto a la situación que atraviesan las autopistas en crisis, el presidente de la constructora y propietario de la autopista Eje Aeropuerto, que une Madrid con Barajas, reconoció que el Ministerio de Fomento está estudiando que las nueve autopistas de peaje con problemas se transmitan a una sola sociedad pública de forma que cuando ésta esté "más o menos" organizada y funcionando se pueda privatizar.