Tic, tac, tic, tac, tic, tac. Las manecillas de la economía nunca se detienen, siempre están en marcha, y cada momento requiere una estrategia de inversión diferente. Ahora, con el crecimiento en franca moderación, conviene conocer hacia dónde se mueven las agujas para evitar que no nos sobresalten las alarmas. Por Pedro CalvoLa economía estadounidense parece encontrarse en medio de una transición en la que el crecimiento se está moviendo desde un ritmo superior a su potencial a otro paso más moderado y sostenible". Quien se expresa en estos términos no es otro que Ben Bernanke, el presidente de la Reserva Federal (Fed), que es el banco central de Estados Unidos. Aunque aparentemente pueda parecer que esas palabras no tienen nada que vez con las bolsas, esconden la clave de lo que puede ocurrir en los parqués en los próximos meses. En el fondo, lo que Bernanke expuso en ese mensaje es la posibilidad de que la economía norteamericana se adentre en otro ciclo o, cuando menos, pase a otra fase de crecimiento más débil, un cambio que puede ejercer su correspondiente influencia sobre los mercados bursátiles. Sobre todo, si se tiene en cuenta que Estados Unidos ha sido el gran referente de los parqués en los últimos tiempos. Más en concreto, desde marzo de 2003, fecha que marca el inicio del actual periodo alcista de las bolsas. No es casualidad que la actual tendencia de los índices haya coincidido en el tiempo con la recuperación de la economía mundial, que comenzó ese año con Estados Unidos a la cabeza. De ahí que una etapa de transición en su economía pueda ser respondida con un alto en el camino o un cambio de tendencia en los parqués. Al menos, hasta que se resuelva la magnitud de la moderación del crecimiento norteamericano. "Después de tres años de subidas en las bolsas, podemos entrar en una fase lateral", sostiene Félix López, gestor de Atlas Capital. El momento importaEn última instancia, se trata de conocer cómo conviene actuar en cada etapa del ciclo económico, porque no es lo mismo invertir cuando la economía se está despertando que cuando muestra señales de estancamiento -ver gráfico del reloj-. Por este motivo, la primera incógnita que hay que resolver consiste en descifrar el momento del ciclo en el que está ahora la economía, tanto en Estados Unidos, principalmente, como en el resto del mundo. Los gestores de fondos de inversión lo tienen claro. En la última encuesta realizada por el banco de inversión Merrill Lynch entre 213 profesionales del sector, el 62 por ciento se decantó por responder que la economía mundial se encuentra en un punto tardío del ciclo. Es decir, en las postrimerías del periodo de recuperación y los primeros momentos del temido recalentamiento. Esta opinión, compartida por otros profesionales del ámbito financiero, viene a significar que el crecimiento ya ha mostrado su mayor esplendor y que, a partir de ahora, puede abrirse una etapa de ralentización. Aquí reside la clave. En la medida en que la desaceleración sea más o menos pronunciada, los mercados se comportarán mejor o peor. Si, en efecto, Bernanke está en lo cierto y la moderación conduce a la economía norteamericana a un crecimiento más contenido pero sostenible, y este comportamiento se expande al resto del mundo, los parqués podrían atravesar una época de incertidumbre hasta acomodarse a la nueva situación, pero el escenario de fondo no sería negativo para ellos. Con la información de la que disponen ahora, los expertos no son pesimistas. "Los temores actuales con respecto al crecimiento son exagerados. La economía sigue siendo sólida en 2006 y el próximo año puede registrarse una desaceleración, pero no una recesión", aseguran los expertos de Deutsche Bank Asset Management. Silvia García-Castaño, gestora de BNP Paribas Asset Management, también se inclina por la tesis de un aterrizaje suave, principalmente en el caso norteamericano. "Estamos en un momento maduro del ciclo. La clave va a residir en la magnitud de la desaceleración, y nosotros apostamos por una moderación suave. Si ese escenario se confirma, sería positivo para la bolsa", afirma. Ahora bien, hay amenazas que pueden llevarse por delante estos planteamientos. ¿Cuáles son? Aquellas que provoquen que la economía, en vez de agotamiento, se recaliente. Si el motor se pasa de revoluciones y el reloj envía una señal de alarma, el paso por el taller puede resultar traumático. RiesgosPor ahora, el principal frente que hay que vigilar es la relación existente entre inflación-tipos de interés-crecimiento, una terna que guarda una íntima relación entre sí. El repunte de los precios puede quemar el motor de cualquier economía si no es atajado a tiempo, y ya se sabe cuál es la medicina para relajar las tensiones sobre la inflación: unos intereses más altos. El problema es que ese repunte de los tipos puede ahogar la economía. Por eso es tan sensible en este momento, en el que hay presiones inflacionistas, los tipos están subiendo y el crecimiento se modera, toda la información que facilitan los bancos centrales. Sobre todo, porque a estas alturas del ciclo los mercados son conscientes de que los banqueros centrales prácticamente no tienen margen de error. Si se quedan cortos con los tipos, la inflación campará a sus anchas y el motor gripará; y si se pasan de rosca, estrangularán el consumo, la inversión empresarial y, por lo tanto, el crecimiento. Además, el incremento de los tipos tendría otro efecto realmente pernicioso para los mercados: conllevarían una reducción de la liquidez, y sin dinero las bolsas no pueden subir. Ninguno de esos escenarios resultaría positivo para los inversores. En este sentido, todo lo que sea que los tipos suban este año más allá del 5,5 por ciento en Estados Unidos -ahora están en el 5,25 por ciento- y del 3,5 por ciento en la zona euro -se encuentran en el 2,75 por ciento- sería motivo de sobresalto en las cotizaciones. En cuanto a las dudas sobre el crecimiento, Silvia García-Castaño apunta que un mal dato de empleo en Estados Unidos en los próximos meses puede causar un profundo cambio de sentimiento: haría pensar que las empresas no contratan porque no confían tanto en el futuro de la economía. Saber reaccionarLos inversores, por lo tanto, deben ser conscientes de que las condiciones están cambiando. En un momento de riesgos crecientes sobre la economía, se impone extremar la precaución. En este sentido, los analistas destacan una de las paradojas con las que se pueden encontrar los inversores. "Aunque llevamos años de subidas, las valoraciones de las empresas no son altas, lo que constituye un elemento positivo a largo plazo", indica Félix López. O lo que es lo mismo: en principio, las bolsas no están caras, por lo que no se trata de huir despavoridos de ellas. De hecho, el PER -relación precio-beneficio por acción- del índice Euro Stoxx 50 se sitúa en las 11 veces, frente a una media de 18 veces durante la última década. Por lo tanto, lo que hay que hacer es ponderar la situación. Y teniendo en cuenta que el ciclo está cambiando, los expertos establecen una primera división con dos grandes grupos de valores: los de mayor tamaño, que suelen responder mejor en momentos de debilitamiento económico y que, por lo tanto, pueden resultar interesantes; y aquellos que, bien porque ya han subido mucho en los últimos años, bien porque sus resultados sean más sensibles a la evolución de la economía, exijan una cuidadosa atención. Entre los primeros, las operadoras de telecomunicaciones y los bancos se llevan las preferencias de los analistas. En cuanto al segundo grupo, los expertos lanzan una doble advertencia. La primera, sobre las empresas de menor tamaño. "Las compañías pequeñas se comportan peor en el ciclo económico en el que nos encontramos que las grandes, que aguantan mejor en la parte más alta del ciclo", comenta Gustavo Trillo, director de gestión de JPMorgan Asset Management España. Y la segunda, sobre los sectores estrellas de los últimos ejercicios: las inmobiliarias y las constructoras. "Si el ciclo económico se frena más de lo esperado, ambos sectores podrían figurar entre los más castigados, porque sus valoraciones ya están más ajustadas", apunta Félix López, de Atlas. Al mismo tiempo, los analistas no olvidan que hay sectores a los que les beneficia el momento actual. Destaca el de las materias primas. Con la economía cerca o por encima incluso de su pleno rendimiento, la demanda de estos productos se dispara, con el consiguiente efecto positivo sobre las compañías del sector. Afinando aún más su punto de mira, dentro del sector son las compañías petroleras las que reciben los principales apoyos.