Las siete grandes inmobiliarias adelgazan sus plantillas por la falta de ventasHan pasado de construir, en el sentido más estricto de la palabra, a destruir... puestos de trabajo. Las empresas del ladrillo no han podido con la crisis y han perdido casi el 80 por ciento de empleo desde el boom de 2007. ¿Qué significa ese porcentaje? Que de cada diez empleos sólo siguen en nómina dos. Los otros ocho (hasta un total de 1.343 que trabajaban en las grandes inmobiliarias cotizadas) forman ya parte de esos casi seis millones de parados que hay en nuestro país. En concreto, Colonial, Metrovacesa, Realia, Reyal Urbis, Quabit, Martinsa-Fadesa y Vallehermoso (Sacyr) han bajado sus plantillas en un 78,12 por ciento. Una cifra dramática y consecuencia inevitable de la avalancha de concursos: para 2012, 3.600 promotoras habían presentado concurso de acreedores. El ladrillo tiene serias dificultades para mantener la plantilla en un contexto en el que la compraventa de viviendas, los precios y la concesión de hipotecas se encuentran en mínimos históricos. El año pasado, las cotizadas sólo comercializaron 2.031 casas y a Rafael Santamaría, presidente de Reyal Urbis, le costó superar las 200 viviendas. Además, el valor de sus activos (edificios solares y terrenos) se ha depreciado en 35.000 millones de euros en un lustro, el mismo periodo en el que su valor en bolsa es un 87 por ciento inferior (las siete suman 2.700 millones de euros). Las cifras se alejan mucho del sector de la construcción, cuyas empresas han encontrado fuera de España nuevos mercados para pasar el bache. De hecho, las compañías del selectivo Ibex -ACS, FCC, Ferrovial, Sacyr, OHL y Técnicas Reunidas- sólo destruyeron un 5,8 por ciento de empleo (hasta los 21.000 puestos) gracias a los contratos en el extranjero por valor de algo más de 23.000 millones. Caída en picado De vuelta al ladrillo, las mayores pérdidas han sido, sin duda, las de Martinsa-Fadesa, la primera en caer en concurso de acreedores después de que en 2006 el empresario Fernando Martín comprara Fadesa a Manuel Jove. La compañía redujo su plantilla en un 94 por ciento y ha pasado de los 3.607 trabajadores a los 214 que hoy están en nómina. Razones hay si se tiene en cuenta que en el año 2007 se apunta máximos históricos con un stock de unidades prevendidas de 16.225 unidades, tan solo pendientes de ser entregadas para ser contabilizadas como ingresos. En 2012, por el contrario, sólo comercializaron 942 unidades, de las que el 51 por ciento correspondieron a España y el 49 por ciento al área internacional. Vallehermoso, por su parte, también redujo su plantilla en un 71,5 por ciento por la falta de operaciones. La filial de Sacyr achaca la culpa a la atonía del sector. Como Metrovacesa, que está abandonando "de forma ordenada" la actividad de promoción y venta de viviendas ante del "deterioro del mercado inmobiliario español". Su objetivo estratégico pasa por centrarse en la gestión y explotación en régimen de alquiler de activos patrimoniales. Es la misma línea de Colonial, que ha puesto su particular banco malo, Asentia, a la venta tras los malos resultados que han lastrado el negocio. La consecuencia inmediata es que sólo mantiene a 199 personas empleadas. En Quabit, que el año pasado superó la refinanciación, hay hoy 53 personas trabajando (un 55,8 por ciento menos) La solicitud de concurso de Reyal ha disparado todos los miedos, aunque la empresa ha asegurado que no habrá despidos. También hay miedo en Realia, donde el próximo 27 de marzo termina el plazo para evitar la suspensión de pagos. Hoy trabajan 148 personas, un 47,3 por ciento menos, que esperan en su torre KIO una fumata blanca que evite los despidos.