L os gobiernos pueden elegir entre varias herramientas para impulsar la inversión privada en I+D+i, que pueden clasificarse como estímulos directos o indirectos, y su objetivo fundamental es reducir los costes marginales de la I+D+i para la empresa. Entre los estímulos directos, destacan las subvenciones, créditos bonificados y la compra pública de tecnología innovadora. Al hablar de estímulos indirectos, nos referimos a los incentivos y créditos fiscales. Los gobiernos suelen utilizar estímulos directos para apoyar proyectos en líneas específicas con gran impacto socioeconómico potencial. Por el contrario, todas las empresas pueden acogerse a las ayudas indirectas, sin importar el tipo de proyecto de I+D+i de que se trate. España es uno de los 26 países de la OCDE en los que las empresas pueden acceder tanto a ayudas directas como a indirectas. Según los últimos datos facilitados por la OCDE al respecto, en 2009 el volumen de ayudas públicas directas concedidas en España casi cuadruplicó el volumen de ayudas indirectas concedidas, mientras que en 2004 esta proporción era de 2 a 1. Esta clara tendencia de incremento del peso de las ayudas directas contrasta con la evolución de la mayoría del resto de la OCDE en el mismo plazo. Sólo Eslovenia, Hungría y Noruega mostraron una tendencia similar a la española. Es más, si analizamos los países con una mayor inversión pública en I+D+i empresarial (en términos relativos a su PIB), podemos ver que la mayoría muestra una mayor proporción de ayudas indirectas frente a las directas. Destaca la situación de Canadá, Dinamarca, Holanda o Francia, donde el soporte indirecto supera 9, 4, 3 y 1,5 veces el directo, respectivamente. España debe intentar incrementar el volumen de ayudas indirectas para las empresas que ejecutan actividades de I+D+i, en especial pymes. Debe mejorar la eficiencia de los mecanismos ya existentes, y promover el uso de otros nuevos, como un sistema de devolución de créditos fiscales a la innovación, que tan buenos resultados ha mostrado en otros países europeos, en especial Francia. Desafortunadamente, la situación presupuestaria española puede hacer que la tendencia comience a converger con el resto de la OCDE, pero no por el motivo deseado -el aumento de ayudas indirectas- (aumento de actividad empresarial innovadora susceptible de obtener beneficios fiscales), sino por la disminución de ayudas públicas directas.