En cambio, una buena solución puede ayudar a innovar y a elevar la competitividad"En la empresa familiar un conflicto mal solucionado termina en tragedia, para la empresa o para la familia", pero por contra, "si se afronta, si se sabe resolver puede mejorar las relaciones y se fomenta la innovación y la competitividad de la empresa". Esta dualidad ante una misma situación es la conclusión fundamental que expuso en Bilbao Juan Carlos Ayala, director de la Asociación Riojana de la Empresa Familiar y director de la Cátedra de Empresa Familiar de la Universidad de La Rioja, durante la jornada sobre "Conflictos en la empresa familiar", que se enmarca en el ciclo especial organizado conjuntamente por la Cámara de Bilbao, la patronal vizcaína Cebek, la Cátedra de Empresa Familiar de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) y la Diputación Foral de Vizcaya. Las implicaciones económicas de los problemas internos en las empresas familiares son más que evidentes, cuando se tiene en cuenta que más del 75 por ciento de las empresas vascas son familiares y de ellas dependen el 60 por ciento de los trabajadores. Un ejemplo de cómo un conflicto puede acabar en mayor competitividad para la empresa se suele dar en el relevo generacional, en que la primera generación tiene una forma de hacer las cosas y la segunda quiere introducir cambios y adaptarse a las nuevas circunstancias del mercado. Ayala concluye que si ambas generaciones logran comunicarse y llegar a un buen acuerdo, "pueden haberse sentado las bases para que la empresa perdure". Evitar no resuelve, agrava Pero desde su atalaya de la Asociación Riojana de Empresa Familiar Juan Carlos Ayala constata que una de las debilidades de las empresas familiares es que "evitan afrontar" los problemas porque se mezclan las relaciones familiares con las de la empresa. Ayala explicó que de principio no hay que negar los conflictos ni restarles relevancia con frases como "no tiene tanta importancia", "ese día no estaba muy centrado", "padres, hijos o hermanos suelen discutir", etc. Tampoco son útiles las actitudes de "competición" en que una parte quiere imponer a la otra sus pareceres o la "acomodación" en que la otra parte prefiere callarse para evitar el enfrentamiento. Juan Carlos Ayala propone para resolver los conflictos el método de las 4C: "Comunicación, Claridad, Crear Opciones, Compromiso". Lógicamente esto es perfectamente aplicable a la propia elaboración del Protocolo Familiar. Donde se encuentra la verdad vía de la solución es el las actitudes de comunicación y colaboración, en que las partes son conscientes de que esta es la única forma de ganar todos. Aunque parezca que en las empresas familiares puede haber más comunicación que en otras Ayala indica que no es así. Afirma que se habla mucho, pero se comunica poco.