Los créditos dañados evacuados al 'banco malo' bajarán la tasa del 11,4 al 8,9%La morosidad de la banca va a experimentar un significativo alivio contable gracias a la puesta en marcha del banco malo o Sareb. La razón no es otra que se extirpa del balance muy buena parte de los créditos dañados vinculados al sector promotor, al transferirse a la Sareb los activos problemáticos de la banca nacionalizada (Bankia, Novagalicia, CataluñaCaixa y Banco de Valencia) y receptora de ayudas (BMN, Liberbank, Caja3 y Caja España-Duero). El efecto estadístico es susceptible de reducir en 2,5 puntos porcentuales una tasa, la de impagos del crédito en relación con la financiación sana, que en noviembre fijaba un nuevo máximo histórico en 11,4 por ciento, según expertos. El saneamiento del crédito promotor y activos inmobiliarios impuestos por el Gobierno el año pasdo disparó el porcentaje de préstamos con impagos sobre el saldo total financiado a pasos vertiginosos mes tras mes. La banca contabilizaba en noviembre 191.603 millones de euros de los 1,68 billones entregados en préstamos a clientes como dañados -con, al menos, tres cuotas sin pagar-. Es decir, sumó 52.000 millones a la rúbrica de difícil cobro desde diciembre de 2011, que hicieron escalar la tasa de morosidad del 7,84 al 11,4 por ciento en esos escasos nueve meses. Cerca de un 31 por ciento de dicha exposición la soportaban entidades nacionalizadas y se dará de baja con su transferencia a la Sareb (67.000 millones en créditos y 27.000 millones en activos adjudicados), estima el Servicio de Estudios de La Caixa. No implica que se frene la morosidad. La economía debe encontrar aún un suelo y, aunque el consenso predice la estabilización e inicio de la recuperación hacia la segunda parte del año, los impagos en préstamos continúan avanzando hasta que la mejora en la actividad se produce. La historia de crisis anteriores fija el pico en la mora transcurridos seis u ocho meses desde que deja de destruirse empleo. Bajo ese escenario debería tocar un techo a finales de 2013 o inicios de 2014. El avance inexorable del indicador se mira con lupa y preocupación desde fuera de las fronteras. Los inversores sospechaban, por ejemplo, de los más de 300.000 millones en crédito promotor que la banca registraba al corriente de pago años después de explotar la burbuja inmobiliaria y sin que se vendiesen las promociones, por temor a que escondiesen problemas de solvencia bajo refinanciaciones. Las exigencias de saneamiento y que el Banco de España obligue a provisionar más y antes el riesgo debería dar confianza por los ingentes colchones de dotaciones acumulados para encarar su deterioro (45 por ciento sobre el ladrillo). Aún más cuando la tasa inicie la caída.