La guerra de divisas acapara la tensión del mercado en la semana. Se insiste en que no hay tal lucha entre los grandes países y los principales cruces acaban sin grandes vaivenesLo que un día se bautizó como guerra de divisas, esta semana se ha calificado de "exagerado" en varias ocasiones. Una de ellas, el martes, cuando al presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, se le preguntó en el Congreso de los Diputados en su visita a España por la apreciación del euro. También el Fondo Monetario Internacional (FMI) intentó desdramatizar esta discusión sobre una posible lucha entre las monedas de referencia y el jueves repitió que es "exagerada". Pero lo cierto es que es este término que nació en 2010 ha cobrado mucha vida esta semana (vér páginas 8 y 9). La caja de los truenos fue abierta hace casi un mes por Japón y su política monetaria en la que persigue mantener un yen debilitado con el fin de acabar con la deflación. Esta semana en la reunión de las grandes economías (G7) se apoyó que el objetivo de todos estos países no es hacer devaluaciones para influir en los tipos de cambio, como se le cuestiona a Japón. Aunque más tarde también se dudó de que sí hay una preocupación real por la depreciación del yen. ¿El resultado? Volatilidad entre las principales divisas, aunque al final el yen se debilitó contra el dólar un 0,8 por ciento en la semana, y solo retrocedió un 0,9 por ciento contra el euro. Las divisas también copará la actualidad este fin de semana durante la reunión del G20, que comenzó el viernes. De momento, "no hay ningún mensaje claro condenando la guerra de divisas ni analizando la situación económica mundial, ni un comentario claro desde Europa que trate de endulzar el regusto amargo que se nos ha quedado a todos tras los malos datos de crecimiento de los principales países de la Eurozona", expone Daniel Álvarez, analista de XTB. Precisamente el enfriamiento que destaparon los últimos datos del PIB de países como Francia y Alemania sentaron como un jarro de agua fría a la moneda única. El euro llegó a depreciarse hasta los 1,33 dólares, su nivel más bajo en tres semanas, para finalmente situarse en torno a los 1,335 dólares al final de la semana. Pese a todo, la fuerte subida de la divisa europea y la expectativa de que el BCE actúe al respecto sigue presente. El viernes, el presidente del Bundesbank y miembro del consejo del BCE, Jens Weidmann, reafirmó que la apreciación del euro "es uno de los muchos factores a considerar en la determinación de las futuras tasas de inflación", según recogió Bloomberg. Es decir, reitera que el banco central no va a contemplar una bajada de tipos únicamente porque el euro se aprecie. Europa, sin apoyo de EEUU Las bolsas de la zona euro cerraron la semana con caídas y solo el Cac 40 francés se salvó de las pérdidas, con un avance del 0,30 por ciento. El Ibex 35 logró ser el indicador menos castigado, al caer un 0,3 por ciento, hasta los 8.150,2 puntos. Aunque este descenso fue suficiente para que el principal índice español finalizase la semana en terreno negativo en el año, ya que pierde un 0,21 por ciento. Las grandes notas negativas de la semana la pusieron Abengoa y algunos de los grandes valores de la bolsa española. La primera cedió un 7 por ciento y Repsol y Telefónica cayeron un 3,8 y un 3,25 por ciento, respectivamente. Aunque hubo un valor que concentró las ventas: Bankia. Los títulos de la entidad se desplomaron un 27 por ciento, hasta los 0,337 euros, pese a haber estado incluso suspendida de cotización. El broche final lo puso el viernes Société Générale, al bajar su valoración sobre el título hasta los 0,05 euros, la más baja hasta la fecha. En el resto de Europa, solo el alemán Dax 30 y el EuroStoxx 50 quedaron en números rojos en 2013. No obstante, el índice más bajista de la semana en el Viejo Continente fue el italiano Ftse Mib, que perdió un 0,85 por ciento. ¿Han regresado los bajistas? "Visto lo visto todo apunta a que así está siendo y cada vez está más cerca una vuelta a la zona de mínimos de la semana pasada, donde en muchos casos se localizan soportes clave para que se conserve la tendencia alcista de corto-medio plazo", explica Joan Cabrero, analista de Ágora A.F. para Ecotrader. El problema estuvo en que EEUU no sirvió de respaldo. Los principales índices flaquearon y acabaron la semana prácticamente en tablas, con lo que los máximos históricos se le siguen resistiendo tanto al S&P 500 -está a alrededor de un 3 por ciento- como al Dow Jones -a un 1,7 por ciento-. En el mercado de deuda, los inversores no se agarraron a la deuda alemana y la rentabilidad del bono germano a 10 años repuntó hasta el 1,65 por ciento, desde el 1,6 por ciento del viernes anterior. La subida, junto a las compras de deuda española, ayudó a que la prima de riesgo bajase 21 puntos básicos, hasta los 354 puntos. Fue en el mercado de materias primas donde mayormente se recogieron los principales datos macroeconómicos de la semana en Europa. El precio del barril de petrólero Brent, de referencia en el Viejo Continente, bajó en torno a un 1,5 por ciento, hasta los 117 dólares ante los malos datos de crecimiento económico de varios países de la euro zona. Aunque fue el oro el activo en el que se agudizaron las caídas en la semana. El metal precioso llegó a cotizar el viernes por debajo de los 1.600 dólares por onza por primera vez desde agosto de 2012. El precio del oro cayó más de un 3,5 por ciento en la semana. Los alcistas ganan en España En Estados Unidos comienza a agotarse el tiempo para el fiscal cliff. Apenas restan 13 días para que aquellos recortes que no entraron en vigor a principios de año se hagan efectivos a partir del primer día de marzo. Mientras tanto, según los últimos datos del AAII, el sentimiento alcista en el mercado neoyorquino cedieron levemente en los últimos días, pero de momento se mantiene por encima del 40 por ciento, mientras que los bajistas perdieron algo de peso al pasar de casi el 30 por ciento al 28,7 por ciento. El sentimiento del inversor en España ha experimentado mayores cambios que en EEUU, ya que esta semana el mercado ha estado en manos de los alcistas. Las revisiones de precios objetivos han ganado casi cinco puntos porcentuales, hasta el 44,5 por ciento. Por su parte, las bajistas también han conseguido más presencia al pasar del 11,5 al 13,5 por ciento. Las perdedoras han sido las revisiones neutrales, que han reducido su peso en casi 2 puntos porcentuales.