La operación fue cerrada ayer por un valor cercano a los 8.500 millones de eurosAmerican Airlines, y US Airways aprobaron a última hora del miércoles un matrimonio de conveniencia por un valor que podría alcanzar los 8.500 millones de euros y que engendrará la mayor operadora aérea del planeta. Ahora los reguladores y el Tribunal de Bancarrotas que supervisó la reestructuración de American en 2011 deben dar el visto bueno para consolidar esta operación de altos vuelos. Según los detalles dados a conocer ayer, el nuevo retoño conservará el nombre de American Airlines, aunque estará capitaneado por el actual consejero delegado de US Airways, Doug Parker, mientras su homólogo en American Airlines, Tom Horton, será presidente no ejecutivo del consejo de la nueva aerolínea hasta el año que viene. Si la hoja de ruta no sufre contratiempos, está previsto que el alumbramiento de la fusión culmine en el tercer trimestre de este mismo año y genere sinergias de hasta 1.000 millones en 2015, de los cuales 900 millones provendrían de ingresos y alrededor de 150 millones en recorte de costes. La fusión, que fue aprobada por unanimidad por los consejos de administración de ambas compañías, contará con "una red global sólida y una base financiera sólida y ofrecerá beneficios a los clientes de ambas aerolíneas, comunidades, empleados, inversores y acreedores", afirmó el comunicado emitido por ambas. Según explicó Parker, la nueva aerolínea "ofrecerá una oferta mucho más atractiva para los clientes, que garantizará que siempre seremos capaces de llevarlos a donde quieren viajar, cuando quieran ir". No es para menos, cabe recordar que American Airlines es miembro fundador de la alianza One World, por lo que la nueva entidad contará con un total de 6.700 vuelos diarios a 336 destindos en 56 países del mundo. Un mapa geográfico que se postula como la envidia de la industria y pone la guinda al pastel de una consolidación que comenzó en plena crisis financiera, allá por 2008, cuando los operadores aéreos estadounidenses se vieron obligados a fusionarse o someterse a reestructuraciones para sobrevivir. La transformación de US Airways en los últimos cinco años ha sido ejemplar, de ahí que se postule como la voz cantante en esta operación. La compañía logró reducir sus costes entre 600 y 800 millones de dólares, especialmente gracias a la mejora de su puntualidad, que se ha convertido en una de las mejores del sector según los últimos datos del Departamento de Transportes de EEUU. Por su parte, AMR tuvo que someterse a la suspensión voluntaria de pagos y la supervisión de un Tribunal de Bancarrota para poder deshacerse de contratos excesivamente restrictivos que pusieron a la compañía en desventaja. De hecho, American se vio durante años obligada a mantener costes de reparación y mantenimiento que cuadruplicaban a sus compertidores.