En octubre hubo superávit de 865 millones, aunque el acumulado registra 14.909 millones en 'rojo'No todo son negros nubarrones sobre la economía española. Pese a las apocalípticas predicciones del FMI para 2013 y el descontrol del paro, que afecta ya a seis millones de personas, hay un indicador que sugiere el éxito del proceso de ajuste de la economía española: la fuerte reducción del déficit por cuenta corriente en los últimos años y el saldo mensual positivo logrado en los últimos meses. De hecho, de seguir esta tendencia, en agosto podríamos incluso haber acumulado superávit anual. Este es el vaticinio de algunos expertos, entre los que se cuenta David Cano Martínez, socio de AFI, quien defiende que "para el caso español, el déficit por cuenta corriente es el indicador más útil para medir los excesos, así como también el proceso de ajuste. Es cierto que ya estamos acumulando superávit mensual. Y, el próximo agosto, podremos haber acumulado superávit anual". Los últimos datos publicados por el Banco de España, correspondientes a octubre de 2012, certifican un superávit por cuenta corriente de 865,4 millones de euros, resultado de unos ingresos de 35.399,2 millones y unos pagos de 34.533,9 millones. Unas cifras que contrastan con el déficit corriente de 1.363,3 millones contabilizado en el mismo mes del año anterior. Bien es cierto que, en el acumulado enero-octubre de 2012, el déficit por cuenta corriente suma todavía 14.909,9 millones de euros, pero ello representa un descenso del 52,9 por ciento respecto a los 31.659,3 millones registrados en el mismo período de 2011. "No ha habido países con un déficit corriente tan elevado (10 por ciento) en términos de PIB como España", asegura David Cano, quien ve todo un éxito la fuerte corrección lograda en los últimos cuatro años, y que se aprecia en el déficit del 3,5 por ciento del PIB (38.000 millones de euros) con que se cerró el ejercicio 2011. Es decir, la economía española ha logrado reducir su déficit por cuenta corriente en 6,5 puntos de PIB en el plazo de cuatro años. En este panorama, ¿sería razonable pensar en la posibilidad de llegar incluso a acumular superávit anual, o estamos ante síntomas de mejora que pueden desvanecerse en los próximos meses? El llegar a un superávit corriente anual "sería todo un éxito de España, porque aquí el ajuste ha habido que hacerlo sin recurrir a la devaluación de la moneda", afirma el socio de AFI David Cano, quien define como "un caso histórico que los analistas internacionales ya están reconociendo" esa sustancial rebaja del déficit corriente español. En la misma línea de un eventual superávit corriente apunta el Servicio de Estudios de La Caixa, en su informe Objetivo superávit: ¿realidad o quimera?, en el que constata que el notable ajuste del desequilibrio externo entre 2007-2011 se explica "por la fuerte caída del déficit de la balanza comercial de bienes y, en menor medida, por el aumento del saldo positivo de la balanza de servicios". La nota negativa en este horizonte la pone la balanza de rentas, que se ha deteriorado a consecuencia de las tensiones financieras y por su efecto en el coste de financiación de la deuda del país. Por su parte, el aparente fin de la fuga de capitales es otro de los síntomas positivos que apuntan a la corrección de los desequilibrios macroeconómicos. En este sentido, las inversiones netas en la cuenta financiera de la balanza de pagos, excluido el Banco de España, alcanzaron los 30.997 millones de euros en septiembre, y más de 12.000 millones en octubre, en lo que los expertos interpretan -de momento- como el fin a 14 meses consecutivos de salida de capitales. Un ajuste dictado por la crisis En todo caso, los expertos advierten que la fuerte corrección ha venido impuesta por la crisis, igual que los excesos se vivieron durante el periodo de bonanza económica anterior. Así, en los años previos a la quiebra de Lehman Brothers España multiplicó por cuatro su déficit por cuenta corriente -desde los 25.000 millones de euros (4 por ciento del PIB) en el año 2000 hasta los 105.000 millones (10 por ciento del PIB) en el 2007- convirtiéndose en el segundo país del mundo con mayor déficit externo, en valor absoluto, por detrás de Estados Unidos, según el estudio de La Caixa. El estallido de la crisis y la posterior recesión han cambiado esa tendencia perniciosa, al cerrarse el grifo de la financiación y detenerse la compra de deuda por parte de países que entonces tenían superávit, fundamentalmente, Alemania.