El perfil catalanista de su dirección ha perjudicado el negocio fuera de CataluñaEl Real Automóvil Club de Catalunya (RACC) comunicó ayer a sus empleados un ajuste que afectará a 194 trabajadores, el 13 por ciento de la plantilla que la empresa tiene en toda España. La compañía promoverá un plan de prejubilaciones y bajas incentivadas, pero también negociará un expediente de regulación de empleo (ERE) con el comité de empresa para alcanzar la cifra de bajas anunciada. El objetivo es pasar de tener una plantilla de 1.526 a 1.332 empleados. Con este ajuste, el RACC pretende afrontar una caída de ingresos del 25 por ciento en los últimos cuatro años. Según la empresa, las ventas de 2012 alcanzaron los 341 millones de euros, 109 millones menos que en 2009 y un 12 por ciento inferiores a los de 2011. Ante estas cifras, la compañía considera imprescindible el ajuste. La factura soberanista La empresa presidida por Sebastià Salvadó y dirigida por Josep Mateu puso en marcha en 2009 un plan de crecimiento a cuatro años que se ha saldado con un rotundo fracaso, ya que la compañía en vez de crecer ha visto retroceder sus ingresos y todos los márgenes. Iniciativas como la de crear un operador de móvil propio fracasaron y finalmente el RACC tuvo cederlo. Los posicionamiento catalanistas de la cúpula directiva también han perjudicado a la compañía, que preveía obtener buena parte del crecimiento fuera de Cataluña. Ahora, aunque el ajuste también afectará a los servicios centrales del grupo en Barcelona, buena parte de los despidos se producirá en el resto de España donde el grupo cerrará las delegaciones comerciales que no se justifiquen por el número de usuarios que tienen. Algunas de ellas podría ser franquiciadas o simplemente encargadas a agentes comerciales. La empresa prevé una reducción del 30 por ciento de los directivos y potenciar el negocio de seguros de hogar y salud.