El consejero director general en España, Frank Torres, anuncia "un escenario de muerte lenta" para la factoríaNissan rompió ayer la baraja y emitió una declaración institucional anunciando que "la planta de Barcelona ha perdido la oportunidad de recibir la adjudicación de un nuevo turismo debido a la falta de acuerdo con la representación de los trabajadores sobre el Plan de Competitividad que esta planta necesitaba a fin de que la producción de este nuevo vehículo fuera rentable". En el mismo texto, al multinacional japonesa asegura que "adjudicará ahora este coche a otra fábrica de la Alianza" formada por Renault-Nissan. La "oportunidad perdida" significa que la factoría de Nissan Motor Ibérica en la Zona Franca de Barcelona no recibirá "una inversión de € 130 millones que iba asociada a este nuevo producto" y que "no va a poder crear los más de 4.000 puestos de trabajo" que supondría producir 80.000 unidades anuales del nuevo turismo. Ayer el nuevo consejero de Empresa de la Generalitat, Felip Puig, intentaba aún salvar una negociación que, una vez aceptada por parte de los sindicatos la doble escala salarial que pedía la empresa, se ha roto por la negativa de los trabajadores a incrementar la jornada laboral sin retribución adicional que exigía Nissan. La compañía pedía a la plantilla actual que trabajasen 46 horas más al año sin incrementar el sueldo. El aumento de jornada se producía mediante dos jornadas laborales más al año, el adelantamiento de la hora de inicio de la jornada en unos minutos y el recorte de tiempo de las pausas para bocadillo. Fábrica sentenciada La ruptura definitiva de la negociación se tradujo ayer en durísimas paralabras por parte del consejero director general de Nissan Motor Ibérica, Frank Torres, que sentenció a la factoría de la Zona Franca. "Esta situación deja a la Planta de Barcelona en una posición muy complicada, sin la competitividad necesaria para atraer nuevos modelos que reemplacen nuestros productos actuales cuando lleguen al final de su ciclo de vida", aseguró Torres. El directivo argumentó que "el acuerdo era esencial para los planes a largo plazo de estas instalaciones, especialmente dado el entorno de crisis actual" y que "el resultado de no poder conseguir este nuevo vehículo es que no podremos crecer y, de hecho, nos enfrentaremos a un escenario de muerte lenta". Nissan podría llevar ahora la producción de este nuevo coche a la plata que tiene en Reino Unido, que debería ampliar con una inversión que la multinacional cifra en apenas 12 millones de euros. También es posible que la adjudicación se la pueda llevar alguna de las plantas que Renault tiene en España o en Francia, aunque por el momento ninguna planta europea del grupo ha asumido un automóvil de la otra marca. Sólo en algunos casos (como el de Barcelona), la alianza Renault-Nissan fabrica un modelo común que se comercializa con las dos marcas. Renault anunció ayer en un comunicado que no descarta la posibilidad de fabricar en sus instalaciones francesas vehículos de su socio japonés Nissan, en el que ostenta una participación del 44,4 por ciento, con el fin de mejorar los niveles de productividad de sus fábricas. Renault tiene sobre la mesa el recorte de 7.500 empleos en sus factorías de Francia.