La banca cree que el Gobierno ha tomado la senda adecuada con las soluciones arbitradas para familias asomadas al precipicio de los desahucios. El presidente de la Asociación Hipotecaria (AHE), Santos González, cree una obligación ayudar a los más vulnerables e, incluso, ve margen para flexibilizar el mercado hipotecario pero sopesando cualquier cambio: "Cuanto menos se toque, mejor". Culpa de los desalojos a la imposibilidad de pagar para las familias tras perder el empleo, que es la raíz del problema a solucionar, y alerta de que alterar la seguridad jurídica o las garantías con dación en pago obligatoria dañaría el crédito para todos. ¿Está desenfocada la solución? No creo tanto desenfocada como mezclada. Es probable que queramos plantear soluciones de corto plazo y con un marcado carácter social con soluciones de carácter estructural a largo plazo, y es probable que eso pueda producir desequilibrios. Hay ejemplos muy evidentes como la dación en pago o querer alterar los procesos de ejecución. Tenemos que darnos cuenta que el mercado es mucho más global: además de bancos o cajas y clientes, tenemos inversores, y la necesidad de financiar un mercado que necesita de mucha liquidez. ¿Qué medidas son las óptimas para el problema de los desahucios? Las articuladas por el Gobierno y los partidos que han participado están en el camino. Se arbitran dos que, sin duda, han de tener una importancia extraordinaria. Recogiendo el ofrecimiento de las entidades financieras: se paraliza los desahucios y a personas con un carácter severo de vulnerabilidad se les va a dar una vivienda con un alquiler social. Como todas las decisiones, tenemos que hacer una prueba de error y si es suficiente el perímetro de los colectivos definidos o habrá que retocarlo. Las medidas tienen que estar contingentadas. No puede haber viviendas para todos y no pueden ser para toda la vida. Estarán en sus casas y el interés de morosidad seguirá corriendo... Los procedimientos no se pueden paralizar porque ahí es donde están las medidas estructurales. Queda entonces un poco coja... Yo creo que no porque lo que sí que es absolutamente necesario para el buen funcionamiento del mercado, para que su estructura jurídica y de solvencia permanezca inalterable y no tengamos el rechazo de los inversores es que la relación jurídica sea intachable. Es necesario cobrar porque es necesario pagar. Los contratos se tienen que cumplir. Los tienen que cumplir los inversores, las entidades, los estados... Pero de poco sirve que durante dos años no pierdan su casa si la deuda va a ser más grande e inasumible con los intereses de demora... Sinceramente los intereses me parece un tema menor. El problema del mercado hipotecario y del desahucio es que la gente no puede pagar porque no trabaja. Dicho lo cual, efectivamente nos va a parecer razonable que a los intereses de demora igual hay que darles un retoque. Siempre que tengamos claro que las deudas morosas requieren un sistema remuneratorio diferente y más alto. Lo dice el Banco de España. ¿Con la presión social con la dación de pago, las autoridades tienen claro que es un punto delicado? Tenemos un inconveniente en la mejora estructural del mercado cuando solucionando la parte perjudicamos el todo. Y este es el ejemplo típico de la dación en pago. Es innegable que si la aplicamos en los que están inmersos en problemas de impago o previos al desahucio, arreglamos el pago. ¿Qué perjudicamos? De entrada que las familias salen zumbando de la casa porque la dación en pago y quedarse en la casa son medidas antitéticas. El resto de economías que pagan las hipotecas y que están cumplimiento sus contratos y gracias a eso se benefician de un mejor tipo de interés, saldrían perjudicadas. La eventualidad de tener problemas de pago y que puede entregar la casa genera un empeoramiento general del mercado: habrá menos crédito, más tipo de interés, menos inversores... Será puro crédito inmobiliario. Aquí no va a tener crédito hipotecario casi nadie y, desde luego, los jóvenes ninguno. Si la relación mejora, pues habrá que ponerlo en marcha, pero si para beneficiar al 1 por ciento perjudicamos al 99 por ciento restante es bastante razonable que nos estemos quietos. Ese es el debate. En cuánto se podría encarecer o qué colectivo saldría expulsado Es difícil de mensurar. Pero hay un tema que es muy muy muy importante: la dación se carga el aval y eso es importantísimo porque en nuestro país no se ha hecho nunca nada sin las familias. La posibilidad de que a los jóvenes les echen una manita sus padres con las cuotas mejora su capacidad de pago y es lo que permite establecer porcentajes de financiación más amplios, porque además de la garantía hipotecaria, se tiene el soporte económico de que está obligados a pagar. Qué ocurriría si se aplica con efectos retroactivos No sé qué ocurriría con los 500.000 millones de euros que tenemos en inversión en títulos hipotecarios si, de una manera unilateral y retroactiva, alteramos las circunstancias jurídicas de sus contratos. Y habría que ver qué confianza daría a los inversores que un país dos, cinco, ocho años después de establecer contratos, que son los hipotecarios, decide que no se cumplen. Políticos y jueces se ponen al lado de los desahuciados y denuncian mala praxis, cláusulas abusivas… Está previsto en ley que lo que sea abusivo no se pueda inscribir, si se inscribe será que no es abusivo. Qué piensa de que esté al frente de esa manifestación la judicatura No creo que sea la judicatura sino determinadas personas que son jueces. Pero sorprende bastante y hacemos un flaco favor al país e, incluso, a las personas desahuciadas si tienen en la conciencia que, encima que han sido víctimas de la crisis, se les ha engañado. En determinados organismos no se puede verter opiniones de tertulias porque lo que sea abusivo tendrá que ser ilegal y eso hay que demostrarlo. ¿No sería asumible una solución más excepcional cuando hasta los bancos reciben ayudas? Lo estamos haciendo. El que en una situación tan extraordinariamente debilitada de la economía no tengamos más que un 3,1 por ciento de morosidad no es magia. Es un proceso de negociación brutal. No es posible que con 25 por ciento de paro y habiendo perdido cientos de miles de pequeñas empresa tengamos esa morosidad sino se ha negociado duro y sucesivas veces con las entidades financieras.