aime Palop muestra su preocupación por los cuatro años que llevamos de sequía en nuestro país, pero asegura que la Administración y la sociedad española están especialmente preparadas para afrontar la situación. P Tenemos una sequía que dura ya cuatro años. ¿En qué situación nos encontramos? R Hay que recordar que la primera gran sequía que tuvo importantes efectos en España se produjo ya en los años ochenta. Fue muy dura y tuvo unos grados de desabastecimiento muy importantes en el conjunto de la población. Hubo otro episodio de sequía en los noventa. Entonces, el 25 por ciento de la población sufrió restricciones de más de 12 horas al día. La sequía que tenemos ahora es gravísima y lo es por su duración, ya que éste es el cuarto año. Es la peor de las combinaciones de las series históricas que tenemos, en cuanto a años y precipitaciones, y se extiende, prácticamente, desde Gerona hasta Algeciras. Las cuencas internas catalanas están en una situación muy delicada; el río Ebro ha tenido momentos críticos en cada uno de los últimos cuatro años; y a ello se une la situación de las cuencas del Júcar, Segura y la mediterránea andaluza. También, hay que sumar la cuenca del Guadalquivir, la cabecera del Tajo y algunos sistemas hídricos de la cuenca del Duero. P ¿Qué medidas se toman para gestionar una sequía de tan larga duración? R Tenemos una Administración hidráulica que está preparada para afrontar los fenómenos de sequía. De hecho, muchos de nuestros técnicos estuvieron en los años ochenta y en los noventa gestionando aquellas sequías. Por eso, lo primero que hizo el ministerio fue poner en valor todo ese caudal de conocimientos y experiencias reales. El diagnóstico de las anteriores sequías demostraba que no se gestionaban en clave de anticipación, sino que siempre estábamos reaccionando a situaciones que nos venían en el momento. Es decir, no había una previsión o un adelantarse a la situación. P ¿Y cómo se actuó en las crisis citadas? R Lo primero que tratamos de hacer es tener unos planes que nos permitieran, de una forma pautada, anticiparnos a las situaciones de sequía. Es lo que decía, incluso, la ley del Plan Hidrológico Nacional aprobada en el 2001, que marcaba que la Administración pública española, en el plazo de dos años, se dotaría de unos planes especiales de gestión de situaciones de sequía. Desgraciadamente, en el 2004, cuando llegamos al Gobierno, no teníamos esos planes de gestión y tuvimos que empezar desde cero. Lo primero que hicimos fue unos planes provisionales, tomando la experiencia de los técnicos en la gestión del agua por cuencas, viendo cómo habían sido las últimas sequías y qué se había hecho en cada situación, para elaborar un manual que nos permitiera adelantarnos a las situaciones que se fueran presentando. Al tiempo, comenzamos a redactar unos planes definitivos sólidos de gestión de la situación. P ¿Qué papel están jugando las infraestructuras en esta situación? R Teníamos una gran cantidad de infraestructuras que se habían hecho en la sequía de los noventa y que estaban abandonadas. Pusimos en marcha un programa de recuperación y mantenimiento de estas infraestructuras de emergencia. Y, por otra parte, no esperamos a declarar por emergencia obras que nos podían hacer falta, como por ejemplo una desaladora en San Pedro del Pinatar. Y, en esta línea, invertimos 650 millones de euros repartidos por toda la geografía de la sequía. También pusimos en marcha un programa de limpieza de los cauces y otro de tolerancia cero de vertidos contaminantes en ríos. P También aprobaron los planes especiales de gestión de sequías. ¿En qué consisten? R Son planes de los que únicamente disponen, además de España, algunos estados de EE UU, Australia y Holanda. Están basados en indicadores que van adoptando una serie de valores y definen cuatro estados: normalidad, prealerta, alerta y emergencia. Y, en base a esos indicadores, se proponen una serie de medidas. P ¿Está la población española concienciada de la importancia del agua? R Una de las cosas esenciales es la comunicación con la sociedad. Si la Administración pública en España estaba preparada para gestionar una sequía, no es menos cierto que la sociedad española está especialmente preparada para gestionarla. Es una sociedad receptiva y solidaria. Por ejemplo, en el primer año con situación de sequía en Madrid, en 2005, y ante el llamamiento de las Administraciones, el ahorro fue de un 13 por ciento. Cuando pasó lo mismo en Barcelona, se ahorró el 12 por ciento. Y lo mismo sucedió en Málaga. P ¿Tiene relación el cambio climático con la escasez de agua en el mundo? R El clima es cambiante y de eso hay evidencias. Las precipitaciones se están reduciendo. El ministerio ha puesto en marcha un panel de científicos que estudian las tendencias de futuro y las medidas a tomar en la gestión. Además, estamos tratando de que no se despilfarre el agua.