Marco MagriniRaymond Carbone se despierta todos los días al alba para devorar las noticias de política internacional y los últimos resultados bursátiles. "Esta mañana en el New York Times había una historia bellísima: en los últimos cinco años China ha duplicado el número de autopistas, y sólo en los últimos seis meses, la venta de coches aumentó un 54 por ciento. ¿No es algo increíble?", pregunta con el entusiasmo de un niño.Cada mañana, Carbone baja hasta el sur de Manhattan, a pocas manzanas de la Zona Cero. Y tras terminar sus últimas lecturas sobre actualidad, comienza a chillar como un loco.Pero no está chiflado. Este neoyorkino de origen siciliano es un broker del New York Mercantile Exchange, más conocido como Merc o Nymex. En la ceremonia celebrada todos los días laborables, de 10:00 a 14:30, se decide la suerte que van a correr los bolsillos de los ciudadanos y las cuentas económicas de las empresas, así como el precio del petróleo, la materia prima que hace funcionar el mundo.Las últimas cifras sobre el crudo le inquietan: el barril del West Texas Intermediate está en sus máximos. "Podría superar pronto los 80 dólares. Y quizás más", admite Carbone. Pero su contrato de opciones de futuro no quiere decir que, en el mes de diciembre el precio del petróleo alcance los 100 dólares el barril."Obviamente este mercado sirve para proteger a los operadores de los riegos, por lo que adoptar posiciones opuestas es algo natural. Una compañía petrolífera debe asegurarse contra el hundimiento de los precios, pero las empresas de refinado deben protegerse de las subidas imprevistas", aclaró Carbone.Decisiones arriesgadasLos trader pueden libremente decidir ser bearish (bajistas) o bullish (alcistas) para atenuar los peligros de su toma de decisiones con apuestas de signo opuesto."Yo no soy de los que arriesgan demasiado. Estoy especializado en operaciones ventajosas, con las que no sé cuánto podré ganar, pero sí sé cuánto arriesgo". Cuando en 1985 entró en el Nymex en calidad corredor de bolsa, el precio medio del petróleo estaba por debajo de los 15 dólares el barril. Diez años más tarde, tras trabajar en Vietnam y Singapur, volvió al griterío del trader, donde el Nymex trataba una media de 95.500 contratos futuros al día. Actualmente, el precio del petróleo no parece tener motivos para volver a situarse por debajo de los 50 dólares, y en el Nymex pasan de mano en mano 238.000 contratos de futuros al día, cada uno de los cuales da derecho a retirar o consignar 1.000 barriles de petróleo.Multiplicando el número de contratos por el número de barriles, se ve que hay algo que no funciona. Ellos especulan y garantizan liquidez y estabilidad al mercado. Desgraciadamente, desde 2002 hasta hoy, los volúmenes de los intercambios han aumentado tanto que también creció la volatilidad y, por consiguiente, la inestabilidad. Por esto mismo, especuladores, hedge fund, bancos y demás inversores se han lanzado al mercado de las materias primas en los últimos años. A pesar de todo, Ray Carbone, que se declara bullish, centra su mirada en el escenario internacional. "Con una demanda de crudo tan descontrolada, Arabia Saudí ya no tiene los recursos suficientes para hacer de amortiguador, como hizo durante décadas. La política exterior china está completamente orientada a asegurarse nuevas fuentes energéticas. Y cualquier palabra de Ahmadinejad o de Kim Il Sung, hace subir los precios como nunca antes había pasado", explica el trader de origen siciliano.La subida del crudoEl broker neoyorkino rememora un día muy especial para él. "Estaba en San Francisco, en el año 2004. Los iraquíes habían matado a cuatro trabajadores americanos y el petróleo estaba en los 31 dólares. Estaba convencido de que iba a llegar a los 40". Al poco tiempo, alcanzó los 50 dólares. "Cuando el 1 de enero, Rusia suspendió el suministro de gas a Ucrania, pensé: 'desde hoy, la energía es un arma'. Siempre lo fue, pero nunca como hoy", añade.Fenómenos como el huracán Katrina, que el año pasado hizo registrar al Merc el pico más alto de los intercambios en un día, también influyen en el precio del crudo, "hay una vinculación perversa entre el petróleo, las emisiones de anhídrido carbónico, el clima y, al final, los mercados".Carbone no es propietario de un seat ( licencia) en el Nymex, sino que lo alquiló en 1991 por 20.000 dólares mensuales. Comprarla le hubiera supuesto un desembolso de cuatro millones.Hacia Wall StreetEl Nymex, epicentro de la información petrolífera, se prepara para una posible cotización en Wall Street. Es inevitable que termine adoptando la electrónica y abandone la ceremonia de los gritos que comenzaron en 1872. Carbone no teme por su puesto de trabajo, pues los ordenadores van bien para la contratación de futuro, pero no para las opciones, que son más complicadas y más adaptadas a los gritos. Además, confía en el continuo aumento del precio del petróleo, aseguró. Raymond Carbone confía en volver algún día a Racalmuto (Sicilia), atraído por sus raíces y su madre, a la que tanto echa de menos. Asegura que lo mejor es tener la sangre caliente y ser decidido. "Acabo de comprar una Fender Telecaster de 1952", asegura. "La he pagado cara, pero dentro de un año o dos, valdrá el doble".