Conoce China y Occidente, y además habla el lenguaje del circuito internacional en el que se mueve como pez en el agua. Fan Gang es director del Neri (National Economics Research Institute) en Pekin, ciudad en la que terminó sus estudios de Economía en 1988. Ha sido el asesor en muchas de las reformas económicas chinas de los últimos años, además de un prolífico autor y consejero internacional. El americano Foreign Policy y el británico Prospect lo han incluido entre los cien intelectuales más influyentes del mundo. Es el hombre que mejor analiza la relación entre China y el mundo industrializado. Por eso, asegura que el gigante asiático no es un peligro. Sólo quiere ocupar su puesto en el concierto de las naciones industriales. También reconoce que este país está creando algunos problemas, pues acumula capitales e intenta exportar al máximo. Sin embargo, dentro de poco se producirá el crecimiento del consumo, con ventajas para todos. Este experto en la situación económica mundial es un acérrimo defensor de la política económica china. Sostiene que la inversión en este país no es un riesgo, sino una oportunidad. Aunque también admite que Europa deberá esperar todavía unos años a que China crezca y alcance el umbral de la clase media, esa masa china que con sus gustos y sus posibilidades adquisitivas, podrá crear un creciente flujo de importación de productos occidentales de calidad, como hizo en su momento Japón. P Las relaciones económicas entre China y Estados Unidos son muy intensas, pero problemáticas, dado el superávit chino. Sin embargo, con Europa parecen presentar menos problemas, aunque también hay nerviosismo por la presión comercial de Pekín.R Yo diría que se trata de dos casos diferentes. Por un lado, tenemos un fuerte desequilibrio y, por el otro, un equilibrio sustancial. En el corazón de la relación con Estados Unidos habita el desequilibrio financiero bilateral, que puede seguir manteniéndose durante mucho tiempo, pero no eternamente. Estados Unidos no puede seguir vendiendo títulos en dólares a China. En algún momento va a tener que pasar algo. Pero el llamado sistema de Bretton Woods II, basado en una relación monetaria entre Washington y Asia, está destinado a seguir manteniéndose todavía. Respecto a Europa, el problema es estructural.P ¿Interior o exterior a Europa?R Para el sistema europeo, se trata de adaptar a 3.000 millones de hombres y mujeres asiáticos en la economía global. Si queremos entender lo que va a pasar, debemos mirar las relaciones pasadas entre Japón y China. Hasta hace cinco años, en Japón se decía lo mismo que hoy en Europa sobre el peligro chino. Sin embargo, la demanda a Japón de bienes industriales y de servicios sofisticados, crece poco a poco, lo que supone una mayor integración de ambas economías. Incluso hay fábricas japonesas que se han trasladado a China. Actualmente, las relaciones bilaterales presentan un superávit para Japón, y los economistas japoneses admiten que las relaciones con China han creado puestos de trabajo. P Ésta es una situación que, en cambio, no se da en Europa R Todavía no. China es aún un país de bajos salarios, aunque hayan crecido en relación con el pasado. A pesar de que tiene una clase media limitada, poco a poco va creciendo. Ésta es la que puede estar interesada tanto en productos de fabricación europea como en viajes turísticos por Europa. P ¿Cumplirá China las predicciones que la colocan como primera potencia mundial dentro de 30 años? R En volumen, en términos de PIB, puede ser. Pero como renta per cápita creo que no. Frente al trigésimo puesto que tenemos en la actualidad, podremos llegar a tener un quinto o un sexto de la renta per cápita americana. Conseguir alguno de estos puestos no estaría nada mal.P ¿Cómo valora la evolución de las economías asiáticas y su creciente peso en la economía global? R Dentro de unos cincuenta años, Asia podría representar más del 50 por ciento del PIB mundial, y restablecer así la posición que tenía hace dos siglos. El restante porcentaje se dividiría entre Norteamérica y Europa, fundamentalmente. En ese momento, y antes de llegar a él, el problema de la relación económica con Asia se convertirá en un problema global, que afectará a todos.P ¿Cuánto tiempo seguirá vigente el sistema de Bretton Woods II, es decir, el sistema de la partida no declarada pero disputada entre las monedas asiáticas y el dólar? R No lo sé. Todo está relacionado con el problema del dólar, que es la moneda que todos necesitamos pero que está gobernada por un solo país. Sin embargo, no creo que sean suficientes 10 o 20 años para resolver este problema. La moneda en la que todavía se realiza el 70 por ciento de los intercambios comerciales mundiales, debería estar bajo el control de un organismo global. Pero esto no es así, y no se podrá cambiar rápidamente. Esta cuestión nos lleva al problema más amplio de una economía globalizada privada, pero con una dirección mundial. En este momento, todas las presiones para alcanzar el reequilibrio se hacen sobre China, algo imposible de aguantar, porque cada zona debe cumplir con la parte de su cometido.P Pero China, bajo este paraguas, está dando pasos de gigante de unas proporciones jamás vistas...R Acabo de terminar un estudio del que resulta que la productividad china creció la mitad desde los años 90, es decir, un 11 por ciento al año. Mientras que los salarios lo hicieron un 10 por ciento. Esto indica el aumento de la competitividad. Es suficiente la reevaluación de poquísimos puntos porcentuales de nuestra moneda para incentivar este crecimiento todavía más. Y eso es lo que está sucediendo. El problema principal es más bien el exceso de liquidez creado por Estados Unidos. Eso es algo que sirvió a la economía global, amén de a Estados Unidos, pero es un problema global que todos deben tener en cuenta. P ¿Teme un brusco aterrizaje, una salida traumática de esta situación? R No. Creo que es posible salir de ella gradualmente y sin traumas. Sólo se produciría si las economías de Norteamérica y de Europa entrasen a la vez en recesión por algún motivo.P ¿Y un recalentamiento de la economía china? R No está en el horizonte. Al menos, en un futuro previsible. Y no creo que se produzca, si las reformas económica siguen acompañando al crecimiento. El exceso de liquidez creado por el poderoso Estados Unidos puede mantenerse, pero no eternamente.